«Es una vergüenza», «es una burrada», «nos ahogan», «era lo que nos faltaba», «es una exageración», «nos toman el pelo»... Los vecinos de Carreño lo dicen de mil maneras, pero todas en una misma dirección, la del rechazo al «catastrazo» que se les viene encima. Y es que a partir del próximo 1 de enero de 2014 el valor de los pisos en Candás subirá de media un 54,6%, un incremento que será aún más acusado en las propiedades rurales, donde aumentará hasta un 160%. Eso sí, el gobierno socialista propone que la medida se aplique de forma paulatina a lo largo de los próximos diez años, con el objetivo de evitar incrementos bruscos en el recibo, así como mantener el tipo impositivo del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), que otros grupos políticos abogan, en cambio, por rebajar.

Aun así, la medida es «una barbaridad», tal y como destaca Ángel Blanco, aún impresionado por la noticia del incremento del valor catastral en el concejo. «No me parece normal. Todo lo que sean subidas en estos tiempos de crisis está fatal. Lo que deberían hacer es bajarlo, porque nos tienen completamente ahogados y a este paso vamos a tener que acabar viviendo en chabolas», manifiesta, muy molesta, Eloína Martín. En definitiva, «cada vez ganamos menos, pero, en cambio, tenemos que pagar más», alega Mercedes Pérez.

Unas palabras que encuentran apoyo en Luisa García que, como economista, explica que el aumento del valor catastral repercutirá de forma negativa en la economía local. «Si los ciudadanos cada vez tiene que pagar más impuestos, acabarán recortando en otras cosas, dejarán de consumir... Es todo una cadena», explica. También el ovetense Manuel Roberto Pravia aporta una visión similar como veraneante en Candás. «Pienso que es una mala política, porque en vez de ir a más, Carreño va a menos en comparación con otros municipios, como pueden ser Luanco o Gijón», apunta.

Los vecinos de Carreño consideran, además, «exagerada» la subida. «No estamos hablando de un 5%, sino de una cifra muy superior», expresa Maribel González. Lo mismo opina Pedro Reigada, que califica la medida de «burrada». «Me parece un porcentaje altísimo, cuando lo que deberían hacer es bajarlo, porque tal y como están las cosas ahora...», añade. En la misma línea, Dori Fernández manifiesta: «Era lo que nos faltaba. Pagar más, cuando hay tantos ladrones por el país y que tengan que venir a por dos pobres jubilados».

Pero más allá del incremento del valor de la vivienda en sí, lo que más indigna a los vecinos de Carreño es no ver respuesta por parte del equipo de gobierno local. «El problema no es que tengamos que pagar más, es que vemos que aun haciéndolo no hay soluciones, no se genera trabajo para los jóvenes y eso es lo peor», comenta Ana Carmen Rodríguez. «Yo, por ejemplo, vivo en Perlora. Estoy pagando como zona urbana y, sin embargo, las aceras para llegar a mi casa están llenas de matojos de hierba. ¿Es eso normal en un área urbana?», se pregunta, por su parte, Mercedes Pérez, que prosigue diciendo: «Pagamos y no vemos resultados. No se emplea el dinero en lo que verdaderamente necesita el ciudadano y, por eso, la sensación que tenemos es que pagas cada vez más, pero todo va a los bolsillos de los políticos».

Más de lo mismo opina el ganadero José Carlos Sánchez, que será uno de los vecinos más perjudicados con la subida del valor catastral, ya que para los inmuebles rústicos se prevé un incremento del 160%. «Nos están tomando el pelo y da igual de qué partido político sean, porque son todos iguales. Nos están quitando lo poco que tenemos, el sudor que nos queda para encima no ver beneficios, porque está Carreño ahora como nunca antes se había visto», considera.

No obstante, este ganadero, propietario de una finca con 40 animales, reconoce que hasta ahora los residentes en terreno rústico tenían que pagar muy poco. Pero, subraya, «hay que tener en cuenta también que una finca de estas características hoy en día da muy pocos beneficios». Y es que el sector ganadero en Asturias y, más concretamente, en Carreño, donde el número de profesionales ha disminuido considerablemente en los últimos años, no está pasando por su mejor momento. «El precio de la carne sigue igual que hace 30 años y la leche nunca antes había estado tan baja; sin embargo, yo veo que el consumidor cada vez la compra más cara», protesta.

Sin embargo, como dice Juan Carlos González, «habrá que asumir la subida del valor catastral; no nos queda otra». ¿O sí? «Deberían manifestarse mucho más los jóvenes», señaló Mercedes Pérez. De cualquier forma, ayer en Carreño se respiraba normalidad, porque «ahora parece algo natural que lo suban todo», sentencia Rafael Vega.

Los ciudadanos con un piso en propiedad en la zona urbana tendrán que afrontar una subida del 54% en el valor de su vivienda, como es el caso de Mercedes Pérez (a la derecha), propietaria de una floristería en Candás. Sin embargo, peor parados salen los vecinos del campo, como José Carlos Sánchez (sobre estas líneas), que tendrán que hacer frente a un incremento de hasta el 106%, informa M. G. S.