«Es una inyección muy grande, estamos esperando la feria de Candás como agua de mayo», dice Emiliano Álvarez, quien, junto a su mujer, regenta la pequeña conservera de Tapia de Casariego El Viejo pescador. Y es que, aunque Candás ya no tiene fábricas de conserva, las más de cien que tuvo en los dos últimos siglos han dejado un poso difícil de olvidar. Al menos, se sigue haciendo negocio, como cuando se fijaban los precios del pescado hace un siglo.

«Es muy atractiva, tiene muy buen precio y eso es un beneficio para el consumidor», comenta sobre la feria el director general de Pesca del Principado de Asturias, Alberto Vizcaíno, quien ayer visitó la capital de Carreño con motivo de la inauguración de la vigésimo cuarta edición de este certamen, acompañando al alcalde, Ángel Riego. Juntos recorrieron la quincena de puestos que hasta el próximo domingo venderán todo tipo de delicias del mar enlatadas y enfrascadas.

En frasco, precisamente, es donde puede valorarse la evolución de la feria, cada vez más orientada al producto «delicatessen», como patés y productos precocinados, siempre con la anchoa o el bonito como protagonistas. Y es que la feria no es ajena a la modernidad, y como muestra un botón: «Una de las novedades que tenemos este año es el bonito ecológico, hecho con bonito del norte con aceite de oliva virgen extra ecológico, con una manufactura absolutamente artesanal, manual», explica Álvarez en el puesto de El Viejo pescador. La suya es una de las 12 firmas asturianas que tienen presencia en el recinto de la feria, instalado en el muelle de Candás. Hay, además, dos empresas de Santoña, en Cantabria: Conservas Rueda y Conservas Consermar, y una vasca, Conservas Ortiz, de Zumaia, bien conocida en Candás por sus tres décadas de actividad en la villa, que han dejado para la posteridad el único edificio restaurado de la antigua actividad conservera en la capital carreñense.

Como novedad, una única empresa, Conservas Valdés, de La Manjoya, en Oviedo. Se une a una larga lista de conserveras entre las que se sigue echando de menos a Conservas Albo. Como dice Vizcaíno, la feria de Candás «es un foro fantástico para darse a conocer, donde resalta el concepto de artesanal y de empresa familiar», pero donde también caben las grandes.