Lo hacen para resguardarse de la lluvia, la brisa o el sol, pero lo cierto es que los usuarios de la ciudad de vacaciones de Perlora no ven el peligro. Si el sábado por la mañana se venía abajo la techumbre exterior del chiringuito de la playa de Carranques sin causar heridos, ayer los bañistas repetían la misma maniobra de siempre: colocarse junto a las viviendas abandonadas del complejo residencial. Y eso a pesar de que muchas de ellas están en ruinas y a punto de derrumbarse, tal y como reconocen los usuarios.

«Las hay que están de pena y que pueden caer en cualquier momento», asegura José Manuel Pérez, un asiduo de Perlora desde hace casi 40 años. Aun así, este gijonés ayer colocó el mantel en la entrada de una de ellas. «Esta, en concreto, no está muy mal», explica. «Lo hacemos por comodidad y por estar a la sombra», añade su mujer, Honorina Suárez, que hasta llega a madrugar con tal de que nadie ocupe su parcela. Y es que en Perlora hay una mayoría que prefiere pasar el día al abrigo de estos chalés que en la playa. Aunque eso suponga muchas veces jugarse el pellejo. «Normalmente nos ponemos más alejados, pero sí que hay veces, que nos colocamos en el porche», reconoce Sagrario Chacón. Justamente lo que hizo ayer Mary Luz Pantiga y sus amigos.

No obstante, hay quien tiene claro que por mucho que la maleza, los árboles y la humedad vayan comiendo estas viviendas, nunca llegarán a caer. «Están muy bien hechas. No creo que lleguen a derrumbarse», opina el ovetense Faustino Varela, mientras su silla se apoya en la pared de una de ellas. Pero «si lo hacen que quede claro que es por el abandono. Si lo cuidasen un poco no habría que lamentar nada», añade.

Por su parte, el chiringuito del arenal de Carranques reanudará su actividad el próximo fin de semana, como indicó ayer la Consejería de Hacienda y Sector Público del Principado. Los trabajos de limpieza de escombros y de derribo de la estructura exterior afectada comenzarán esta mañana. Por ello, las calles del complejo permanecerán cerradas al tráfico de manera que los usuarios deberán estacionar sus vehículos en el aparcamiento de la entrada y acceder a las playas a pie. Ayer se valló la zona afectada y los técnicos de la Consejería analizaron las causas del derrumbe, aún desconocidas.