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Carreño

Perlora, de compras a Luanco

Los vecinos de la zona rural del concejo evitan desplazarse a Candás - por las dificultades que les crea el cierre del paseo marítimo

Un turismo accede desde Perlora a Candás por La Formiga, sobre el Monte Fuxa. Mónica G. Salas

Están a tan solo un paso, pero desde que en marzo se cerrase el paseo marítimo de Candás a causa de un argayo en el Monte Fuxa, llegar a la capital del concejo desde Perlora se ha convertido en una auténtica odisea. Tanto, que los vecinos de la zona rural de Carreño ya prefieren hacer sus compras en Luanco antes que tener que dar un tremebundo rodeo para llegar a la villa marinera. "Nosotras ya no paramos en Candás a nada, porque cogemos la carretera que une Gijón con Gozón y tiramos directamente para Luanco. Es una vergüenza cómo nos tiene el Ayuntamiento", sostienen Rosa María Martínez y María del Mar del Río. Pero lo cierto es que éstas no son las únicas vecinas de la zona que ponen el grito en el cielo. "Estamos mal, pero que muy mal. El rodeo que tenemos que hacer es tremendo", asegura José Luis Anuncibaey, al igual que Juan Manuel Martínez.

Para acceder a Candás, los perlorinos tienen dos opciones. O bien a través de La Formiga, por el Monte Fuxa, que según afirman los conductores es "un peligro", o bien tomar la carretera AS- 118, que une Gijón y Luanco. Si bien esta última parece ser la vía más utilizada, los vecinos se quejan de que tengan que recorrer algo más de seis kilómetros para llegar al mismo punto que siete meses atrás hacían en tan solo unos metros. Porque por La Formiga, donde el trayecto es más corto, "no puedes ir. Es una carretera muy estrecha de doble sentido y encima los coches suben lanzados. Y los que no la conocen van con miedo y por el medio", denuncia Isabel Álvarez. De hecho, ya hubo varios choques en estos últimos meses. "Y no hay más de puro milagro", apunta José López. Además, transitar por La Formiga implica, de igual forma, seguir sumando kilómetros, ya que en julio se estableció un único sentido de circulación en la calle Carlos Albo de Candás.

Todo ello está repercutiendo negativamente en los negocios. "Hemos perdido muchos clientes. Más de los que se piensa el alcalde de Carreño", dice el hostelero José Luis Anuncibaey. También María Rosa Rodríguez confirma que los desayunos de su cafetería han bajado en picado. Pero, quizá, la más perjudicada sea la gasolinera de la parroquia. "Estamos muy quemadas. Nos han bajado las ventas más de un 25 por ciento y no vemos soluciones", dicen Cristina Álvarez e Isabel de Albornoz, que ya se han quejado varias veces al Ayuntamiento. "Hablamos con la concejala de urbanismo, presentamos un escrito, pero nada", lamentan.

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