Por mucho que los pasajeros se dejen las suelas de los zapatos corriendo para volver a sus casas, el tren nunca les espera. Día tras día, los viajeros de Renfe que paran en Veriña para coger la correspondencia con Feve (línea Gijón- Avilés) y llegar a Candás tienen que ver cómo su medio de transporte avanza a toda máquina rumbo a la villa marinera, dejándoles atrás. Esta es la situación que denuncia la candasina María Dolores Rodríguez y que, según dice, afecta a muchos vecinos de Carreño. "Siempre somos unos cuantos los que nos tenemos que quedar en Veriña esperando media hora a que pase el siguiente porque el maquinista de Feve en vez de esperar unos segundos a que bajemos del otro tren, coge y arranca. Y yo entiendo que eso lo haga cuando el otro ferrocarril viene con retraso, pero si llega a la vez, ¿por qué no puede esperar?", se queja Rodríguez, que trabaja de lunes a viernes en Oviedo.

Pero el problema va más allá. "Hay veces que llegamos y picamos a la puerta y no nos abren. O, como me pasó hace quince días, que cerraron los accesos justo cuando yo estaba pasando. Me dejaron hasta moretones en el brazo y en el hombro y ni aún así ningún trabajador de Feve se interesó por mi estado", denuncia esta candasina, que confiesa estar "harta" del servicio que ofrece la compañía a sus pasajeros. Más aún cuando las reclamaciones que se hacen a la empresa no tienen ningún efecto.

"No sabemos si las quejas llegan o no, pero desde luego no vemos ninguna mejora. Y luego llamas a atención al cliente y alegan que Feve no tiene la obligación de esperarnos...", comenta, molesta, Rodríguez, quien asegura que esta situación se repite a diario, mientras que los responsables de la compañía en Carreño no les tratan con la debida educación.

"Cuando se dan estas situaciones, siempre les comento las cosas a mi llegada a Candás, con respeto. ¿Por qué ellos no hacen lo mismo con sus clientes?", concluye.