«Creo que el campo es el único futuro», asegura Adolfo Fernández Fernández, uno de los participantes en la jornada sobre nuevas plantaciones de manzano y otros frutales» que ayer impartió en la Escuela de Agricultura de Villaviciosa Enrique Dapena, responsable del programa de Fruticultura del Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida). Este luanquín de 38 años cursa un módulo de explotaciones agroecológicas en el instituto de Luces (Colunga) y trata de encontrar una salida laboral en el campo, al igual que están haciendo otros muchos jóvenes, a los que la crisis les está abocando a probar suerte en el ganadería y en la agricultura.

Fernández asegura que está «valorando varias opciones», entre las que se encuentran la apicultura o los cultivos de cereales, avellanos y manzanos. Aún no lo tiene claro. Explica que aunque su familia no se dedica a este sector, buscar una rentabilidad a sus terrenos es su principal motivación. No descarta plantar pumares, pero tiene seguro que «hay que diversificar porque de esto sólo no se vive».

David González Santos es otro de sus compañeros de pupitre y comparte la idea de que sí puede haber futuro en el campo. Este gijonés de 22 años está más interesado en la ganadería que en la agricultura. Apunta que sus abuelos fueron «ganaderos toda la vida en Extremadura», aunque sus padres buscaron otra salida laboral.

Esta jornada sobre las nuevas plantaciones de manzano y otros frutales venía siendo muy demandada por el sector. Dapena se encargó de explicar la planificación de la distribución de los árboles y la preparación del terreno para que sea lo más exitosa posible. Confirma que en el Serida están apreciando un aumento del interés en los cultivos frutícolas y hortícolas y él también cree que el campo puede ser una salida laboral en estos momentos en los que «la gente joven se está planteando dedicarse a la actividad agraria».

Sostiene que el cultivo ecológico de manzanas de mesa y de sidra de Denominación de Origen Protegida (DOP) son una opción interesante. Apunta que para que sean un medio de vida se necesita plantar entre 3 y 5 hectáreas. Dapena recomienda que en el inicio de la actividad se combine con la horticultura, porque la producción de los árboles no es inmediata.

Este investigador del Serida destaca que el consumo de sidra con DOP «es una apuesta por la manzana asturiana y se asegura su producción». Agrega que en el caso de las manzanas de mesa, el cultivo ecológico es una elemento de diferenciación importante para competir con otras regiones y es rentable. Dapena resalta que la clave de una pumarada es la combinación de los portainjertos y variedades de fruto adecuadas adaptadas a las condiciones de la finca. El crecimiento de los árboles también depende de la distancia idónea entre ellos.