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La gaita y el latín, de nuevo en Teverga

La colegiata vibra con Luis y Fabián medio siglo después

La gaita y el latín, de nuevo en Teverga

Habrían de transcurrir más de cincuenta años para que la voz humana en latín, acompañada de la gaita, volvieran a la Colegiata de Teverga en una misa solemne.

Mañana fría y azul con un templo a rebosar de fieles deseosos de escuchar la palabra de Dios a la antigua usanza. Alguien dijo al salir que hasta las mismas alegorías de los capiteles estaban sentadas en los bancos, cálida su piedra y una sonrisa en la boca.

Lo cierto es que Luis A. Pola, natural de Quirós, y Fabián Fernández, vecino de Llanera, hicieron las delicias con la voz y la gaita durante más de hora y media que duraron los oficios religiosos. Ambos jóvenes estudiantes de musicología -integrantes de un grupo musical e investigadores de todos los secretos del canto y de la gaita- y con un ímprobo trabajo para armonizar las cuerdas vocales, el puntero y el roncón ofrecieron lo mejor de su saber.

Las gentes recordaban a Canor y a Jesús, "los hermanos Margallo", cuando desde el coro cantaban y tocaban la misa el día del Corpus o en Santa María de Villanueva por Los Apostolados. También alguien traía al recuerdo, por San Bartuelo, la voz de Milio, el de Ricao acompañado a la gaita por su hijo el inolvidable, querido y mejor gaitero Manolín Quirós.

"Dios habla el lenguaje de la música", dijo el arcipreste de Teverga, Enrique Moro que estaba tan contento que se sentía como San Juan Bautista: "El más grande de los nacidos de mujer".

Un "introito" para continuar con el Kyrie, el Gloria, el Credo, el Agnus Dei, la Marcha real y el intermedio de Adolfo Fuxó. Las octavas subían y bajaban como el trino de los ángeles en la voz de Luis, el de Quico; y los arpegios en la "gaitina" (en Mi bemol y sin copa en el roncón) de Fabián cautivaron al público asistente que se mantuvo en pie durante casi toda la misa.

Una bella fiesta para colmar las aspiraciones de quienes organizan las jornadas de "Teverga solidaria" a favor de los necesitados. Porque solidaridad no es dar lo que te sobre sino compartir lo que se tiene.

Cristo volvió a nacer el 15 de diciembre entre las piedras centenarias del templo de un "Pueblo ejemplar" a los sones de la gaita y los versos de la lengua de Virgilio. ¡Aleluya!

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