"Somos un pueblo muy unido y muy querido, por eso viene tanta gente a nuestra fiesta". Así lo señala Mari Paz Campa, una de las pocas vecinas de Casquita, un barrio de la parroquia de Amandi (Villaviciosa) habitado por ocho familias, pero que ayer celebró la fiesta de San Blas con numerosos asistentes, la mayoría llegados de fuera. Campa es una de las impulsoras de la fiesta. Los vecinos de Casquita son, además de Campa, Javier Casielles, Enrique Solares, Rafael Prida, Ángel Sánchez, Ángel Álvarez y Manuel Villar y también Juan Alonso y su familia.

La festividad de San Blas contó con misa en la capilla, procesión del santo y subasta del ramo con panes, quesos, bebidas y hasta una tarta. Fue Paco el Zagalu el encargado de dirigir la puya'l ramu.

La imagen de San Blas se trajo a la capilla de Casquita desde la parroquia de Jove, en Gijón, después de la Guerra Civil. Por eso, este año invitaron a varios gijoneses para que asistieran al festejo. "La idea es iniciar una serie de hermanamientos que posiblemente comenzarán el próximo año entre Casquita y Jove", anunció Campa. La fiesta estuvo a punto de suspenderse porque había dos vecinos enfermos en Casquita, pero su mejoría animó a "ultimar los preparativos en poco tiempo, pero con muchas ganas de celebrar nuestra unión", comentó la mujer.

Los vecinos y visitantes disfrutaron también de una comida compartida entre todos, regada con buena sidra y al son de la gaita y el tambor. Tampoco faltaron las rosquillas que elabora Mari Paz Campa, lo que supone "trasladar a Casquita la tradición que tienen en Jove de servirlas el día de San Blas, aunque nosotros las regalamos".

Todo empezó cuando el cura Eladio Millar, que estuvo 35 años en la parroquia de Jove, llevó para Gijón la receta de las rosquillas de las Pelayas de Oviedo. Se da la casualidad de que Campa se casó con un sobrino del cura y se animó a trasladar la tradición de estas rosquillas a Casquita: "Aunque a mí nunca me llegaron a entregar la receta y hago unas similares". El ceramista Xuan Ordieres es el autor de dos reproducciones de la capilla de San Blas, una de las cuales entregaron a Campa por su esfuerzo y trabajo en la fiesta.