Carreño
La gaviota pierde su hogar
La campaña de retirada de nidos y huevos iniciada hace seis años ha conseguido reducir un 36% la población de aves en Candás

Un técnico retirando un nido de gaviotas de un tejado de Candás.
Mónica G. SALAS
Hubo un tiempo en el que era habitual ver a las gaviotas campar a sus anchas por la villa, tener que soportar diariamente sus malos olores e incluso compartir vivienda con ellas. Pero eso se acabó. La campaña de retirada de nidos y huevos de los tejados del casco urbano de Candás ha conseguido frenar el crecimiento de la población de aves en el concejo. Así lo demuestran los informes elaborados por los técnicos del Ayuntamiento de Carreño: mientras que en 2008, año en el que comenzó a prestarse este servicio, había 105 parejas reproductoras, en 2013 se censaron tan sólo 67. Estas cifras ponen de manifiesto que el programa funciona, ya que hoy en día hay casi 40 parejas menos que hace una década. El plan volvió a reiniciarse el pasado mes y se prolongará hasta julio.
La metodología seguida por los técnicos municipales durante todos estos años siempre ha sido la misma: atención telefónica y presencial a los ciudadanos que tengan a las gaviotas como vecinas. En la mayoría de los casos, la convivencia no es buena. Los candasinos se quejan de los ruidos, la suciedad y los malos olores que generan. Y es que estas aves de complexión robusta, pico fuerte y alas alargadas no son nada limpias y suelen dejar el tejado lleno de excrementos y restos orgánicos, que dañan la imagen del inmueble.
Eliminarlas, imposible
Aunque los resultados del plan son buenos, Cecilia Tascón, concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Carreño, señala que es imposible acabar con todos estos problemas y ni mucho menos conseguir que las gaviotas abandonen Candás. Lo único que se puede hacer por tanto, es "minimizar todo lo posible las molestias y controlar que la población de aves no incremente", como busca esta campaña.
El origen de las colonias de gaviotas patiamarillas en el concejo se debe a la disponibilidad de comida que tienen en Candás, al tratarse de una villa marinera, donde pueden pegarse un buen festín de sardinas. Además, las aves juegan con la ventaja de que en Candás tienen buen producto. Tras llenar el buche y dar algún que otro paseo por el pueblo, llega la hora de ir para casa y descansar. Sus hogares se encuentran bastante dispersos en la capital de Carreño. No obstante, según los planos facilitados por el Ayuntamiento, se puede apreciar una mayor presencia en el barrio del Nodo y los edificios próximos a la iglesia de San Félix, así como en el núcleo urbano de Santarúa.
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