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Los jóvenes huyen del campo

Los ganaderos creen que el sector no atrae a los adolescentes porque es un trabajo "muy esclavo" en el que los beneficios económicos son escasos

Ángel Ramón Areces y su hija Blanca, con su vaca "Española". M. G. SALAS

El futuro está en manos de los jóvenes, pero en el sector ganadero es negro. Hoy en día son más los adolescentes que, pese a la crisis económica, dicen "no" al campo, que los que dicen "sí". Como consecuencia, el Gobierno del Principado de Asturias prevé que en quince años cierren la mitad de las explotaciones asturianas si no se produce un relevo generacional. En Carreño, ya cerraron principalmente por esta causa 180 ganaderías desde 1993, según datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI). Y parece que la situación seguirá en aumento. Pero ¿por qué a los jóvenes no les atrae el campo? LA NUEVA ESPAÑA ha entrevistado a un grupo para encontrar una respuesta a esta pregunta.

Samuel Ruso, de 21 años y de la ganadería "Los Valles" en Muros de Nalón, es uno de ellos. Este joven cree que la primera condición para trabajar en el campo es que guste. "Si no te atrae, entonces no aguantas nada, porque es una profesión muy sujeta. Hay que trabajar todos los días y mentalizarse de que no tienes ni vacaciones ni fiestas. Sabes siempre cuándo empiezas, pero no cuándo acabas", explica, junto a su amiga Marta Vega, también ganadera y de Gozón.

Pero para que se de este requisito, Ruso opina que hay que nacer entre vacas. Es difícil, por tanto, que un joven de la ciudad quiera trabajar con animales y menos aún que monte desde cero y por su propia cuenta un negocio, ya que la inversión inicial es muy alta, como señalan José Ramón Heres y Francisco Manuel Gutiérrez, de Gozón y con más años de experiencia en el sector. "Eso es imposible; los costes son brutales", dicen.

"Yo empecé hace poco, pero en realidad llevo toda mi vida en esto. Es lo que vi desde crío y estoy en el campo porque me gusta y porque veo que hoy por hoy tal y como están las cosas no tengo otra opción", asegura Ruso. Por la misma razón se inició en el sector Vidal López, de 24 años y vecino de Pravia. Él opina también que la ganadería es "muy esclava" y que pocos jóvenes estarían por la labor de sacrificar hoy en día sus fiestas en las discotecas por un trabajo. Lo mismo piensan Pelayo Sánchez, de 23 años y de Oviedo, y David Mayó, de 34 años y de Nava. Ambos van más allá y reconocen que su profesión está poco recompensada.

"Trabajas muy duro y los beneficios económicos que obtienes son muy pocos", dice Mayó. "El precio de la leche y de la carne sigue igual que hace 30 años y por contra, los gastos no paran de subir: el pienso, la maquinaria... Así no podemos seguir", lamenta, por su parte, el profesional José Ramón Heres.

Más ayudas al sector

Ante esta situación, los ganaderos declaran que la única solución es que el Gobierno regional conceda más subvenciones. Sólo de esta forma, aseguran los encuestados, los jóvenes estarían dispuestos a volver al campo. "La única forma que tienen de ayudarnos es dándonos más ayudas", resume Samuel Ruso, que considera, al igual que Ángel Ramón Arenas, de El Ferrero (Gozón), que el sector está además poco valorado. "La gente no aprecia esta profesión y es un medio de vida como otro cualquiera", expone Arenas.

A pesar de todo ello, estos chavales ven con bastante optimismo el futuro en el campo. "Yo creo que es la profesión que más futuro tiene y a la gente no le va a quedar más remedio que dedicarse a ella. La ganadería nunca va a desaparecer", considera Pelayo Sánchez.

Y es que, como dice Ángel Ramón Arenas "de las carreteras y los ladrillos no se come; de lo que se come es de lo ganaderos y los agricultores". Aun así, ese futuro esperanzador del que hablan está aún por ver. Sus protagonistas creen, no obstante, que ha llegado la hora de echarle una mano al sector y piden al gobierno autonómico que facilite la entrada de jóvenes en la ganadería.

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