Las coloridas plumas de la pita pinta asturiana son el material perfecto para elaborar moscas de pesca. Así al menos lo cree Pedro Fernández, el primer asturiano en descubrirlas y trabajar con ellas sobre el anzuelo desde hace dos años. Estos señuelos, dice el praviano, se emplean para capturar salmones y truchas bajo el agua. Mientras que en el primer caso, Fernández tiene que teñir las plumas de colores más vivos y llamativos para conseguir que el pez pique el anzuelo, para las truchas no se requiere apenas transformación alguna. "Funcionan muy bien y la calidad de la pluma es buena", sostiene.
Eso sí, el proceso de trabajo lleva su tiempo. Para empezar, hay que fijar una bola en el anzuelo para darle peso y que se sumerja en el agua. A continuación, cubrir su cuerpo con un hilo e ir incorporándole las plumas. Hay moscas que re quieren más horas que otras; todo depende de los detalles que se quieran incorporar. Su taller estará abierto hoy de 10 a 17 horas en la fábrica Ortiz.