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La Farola luce de nuevo en Candás

Los vecinos celebran la reparación y pintura de la emblemática columna metálica, ya sin linterna, situada en una roca bajo la Peña Furada del paseo marítimo

La Farola del paseo marítimo de Candás. M. SERRANO

"Me parece estupendo que cosas tan emblemáticas como La Farola de Candás se arreglen y se cuiden. Eso deberían hacer siempre", asegura Marta Fernández, vecina de la capital del concejo.

Tras años de abandono y de falta de mantenimiento, y al cabo de las reiteradas demandas de la Asociación de Vecinos de Candás, el Ayuntamiento finalizó la semana pasada la reparación de la llamada "Farola de los Ángeles".

La parte principal de la reconstrucción estaba concluida y quedaba pendiente la colocación de varios peldaños de la escalera de acceso a la linterna. La obra ha supuesto sanear la estructura con chorreado de arena, la reposición de algunas piezas y un tratamientos de pintura.

Esta estructura se ha convertido en un patrimonio histórico y cultural de Carreño. No en vano, es una de las piezas más singulares de la arqueología industrial en Asturias, construida a principios del siglo XX por la casa parisina Barbier Bénard & Turenne.

Sin embargo, muchos candasinos no conocen la historia de este popular faro. Es el caso de Ángeles Romero. " Tengo el recuerdo de esta farola desde que era pequeña, pero la verdad que no sé si alguna vez estuvo en funcionamiento o si servía como faro en si". Lo cierto es que este faro-vigía sólo funcionó con ese cometido entre 1904 y 1917.

Desde el inicio, presentaba el problema de que precisaba la presencia constante de un farero para alimentar manualmente la linterna. Por eso se iniciaron los estudios para buscar un lugar idóneo donde instalar un faro con estancias adecuadas para servir como vivienda del torrero. Este lugar sería el cabo de San Antonio, donde se ubica el faro actualmente en uso.

En la actualidad, la columna metálica, ya sin linterna, no se encuentra en su ubicación original, sino que ha sido trasladada a un peñasco bajo la Peña Furada, en pleno paseo marítimo de Candás, al que se une a través de una pasarela metálica.

También conocido como "Templo de los océanos", aunque no fue concebido con ninguna finalidad ni religiosa ni simbólica, se ha convertido en un recuerdo de los marineros que naufragaron y que perdieron la vida en el mar. Así lo constata una placa colocada especialmente con motivo de la "Alborada Interoceánica" que se celebra todos los años con el espíritu de servir de vínculo de hermanamiento entre los pueblos que viven a orillas de los distintos océanos del planeta.

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