Las dos piezas de artillería situadas en el Prao de Gervasia para defensa del puerto candasín en el siglo XVIII han sido incorporadas a la propuesta del expediente para la inclusión de nuevos elementos en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias que tramita la Consejería de Educación y Cultura del Principado.

La ubicación de estas armas ha variado a lo largo de sus casi tres siglos de historia, aunque no demasiado. Los cañones de San Antonio formaban parte de una batería defensiva costera que originalmente, en 1739, tuvo su sitio en el puerto de Candás. Posteriormente, en 1770, se ubicaron en la punta del cabo de San Antonio, lugar en el que permanecieron durante la Guerra de Independencia, en la cual tuvieron un papel protagonista por la intensa presencia francesa en la villa candasina. A finales de los años noventa del siglo pasado, el Ayuntamiento optó por colocar los cañones en un emplazamiento cercano al que tuvieron durante la guerra contra Napoleón y creó una atalaya en torno a ellos en el alto de San Antonio, en una de las principales y más frecuentadas zonas de esparcimiento de la villa.

Manuel Ramón Rodríguez, autor de varios libros de historia candasina, considera que Candás está ante una gran oportunidad para mantener su patrimonio. "Me parece estupendo que le den el reconocimiento que merecen a estos dos cañones que tanta historia han dado a la capital de concejo. Los cañones han adquirido fama por su papel en la Guerra de la Independencia contra Francia, en el siglo XIX, en la que el concejo de Carreño jugó un papel importante, no solo por verse invadido por las tropas de Napoleón, sino por su contraataque por medio de la creación del regimiento militar llamado de Candás y Luanco, donde murieron 360 de los 400 candasinos y luanquinos que acudieron a defender el país".

Dos recuerdos de combate cuyo símbolo, los cañones, ha luchado por mantenerse intacto a lo largo de tres siglos y que ahora quizas se convierta en patrimonio cultural de Asturias.