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Cosecha robada

Unos ladrones entraron de noche en la huerta de un matrimonio de San Martín del Mar, sacaron 200 kilos de patatas con una fesoria que había y se los llevaron

Un matrimonio de San Martín del Mar, en Villaviciosa, se llevó un buen disgusto el sábado por la mañana cuando fue a trabajar a su huerta, como hace a diario, y se encontró con que le habían llevado las patatas. No daban crédito. Lo último que podían imaginar es que alguien iba a entrar en su finca por la noche y, fesoria en mano, se iba a dedicar a sacar los tubérculos de la tierra y robarlos.

Los afectados se presentaron sobre las diez y cuarto de la mañana en el cuartel de la Guardia Civil de Villaviciosa para presentar una denuncia. Relataron a los agentes que unos desconocidos accedieron a su propiedad saltando la portilla de la finca, próxima a la carretera que comunica con El Puntal. Una vez dentro, los individuos cogieron una fesoria que estos vecinos de San Martín del Mar guardaban en la finca, precisamente para cosechar las patatas sembradas, que ya estaban para recolectar. Estiman que les robaron unos 200 kilos de tubérculos, lo que les supone unas pérdidas que rondan los 300 euros.

La forma de actuar de los ladrones lleva a pensar que tenían controlada la huerta y sabían perfectamente en qué momento tenían que entrar para recoger a punto la cosecha y que no les pillaran con las manos en la masa. Además, se supone que tendrían que ir preparados con sacos para cargar las patatas y que sabían que allí iban a encontrar herramienta. Es decir, que los ladrones no improvisaron su plan. Quizá su proximidad a la carretera también facilitó que los cacos pudieran obtener los datos suficientes para actuar.

El robo de patatas en las huertas no es frecuente, confirma la Guardia Civil, y aún menos que los ladrones se tomen la molestia de sacarlas ellos mismos de la tierra. Lo que sí es más habitual, y raro es el año que no se da algún caso, es que se lleven las manzanas de las pumaradas cuando es el momento de su recolección. Unas veces desaparecen ya recogidas en sacos, por lo que los cosecheros se cuidan mucho de dejarlas por la noche en la finca, pero en otras ocasiones los cacos se ponen manos a la obra y las recogen ellos del suelo por la noche. Una opción no sólo más laboriosa sino también más arriesgada porque exige estar más tiempo.

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