Noreña despidió ayer al que fuera su alcalde durante 25 años, Aurelio Quirós, fallecido la madrugada del pasado lunes. Y lo hizo con gran solemnidad y con la presencia de numerosas autoridades del municipio y del entorno. Antes de que llegase el féretro a la Villa Condal, procedente del tanatorio de Pola de Siero, se daban cita en los jardines del Ayuntamiento representantes políticos actuales y de la época de Quirós -que gobernó Noreña desde 1979 hasta 2005- para rendirle honores. Además de la alcaldesa actual, Amparo Antuña, estuvieron el alcalde de Llanera, Gerardo Sanz, y el de Sariego, Saúl Bastián, y el consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez. No hubo representación del Ayuntamiento de Siero. Sí acudió el exalcalde sierense José Antonio Noval, y también el exregidor de Sariego Francisco Javier Parajón.

Entre los asistentes estaba asimismo el exalcalde César Movilla, que estuvo en el equipo de gobierno de Quirós desde 1995 hasta 2005. También exconcejales que habían estado al lado de Quirós durante varios mandatos y que han dejado la actividad política. Es el caso de Benjamín Iglesias, que permaneció dieciséis años junto a Quirós, y de Belén Junquera, que estuvo seis. Ambos estaban visiblemente emocionados por la pérdida.

El coche fúnebre con los restos mortales del antiguo alcalde se detuvo ante los jardines del Ayuntamiento y la Banda de Música de Noreña tocó en su honor una marcha fúnebre. Seguidamente, la comitiva se dirigió a la iglesia parroquial de Noreña, que se llenó para la ceremonia. Cantó la misa el coro "Santa Apolonia", de Pañeda, y justo al principo de la ceremonia Sergio Finca, nieto del fallecido, interpretó con la tuba una pieza en honor a su abuelo. Ofició la misa el párroco de Santa María de Noreña, Pedro Tardón, quien elogió largamente al antiguo alcalde fallecido por sus muchas virtudes, a quien conocía bien, ya que era una persona que frecuentaba la iglesia.

Lo que más valoró Tardón fue su condición de hombre "trabajador, responsable y dispuesto a hacer un favor y echar una mano", de persona que "trató de hacer felices a los otros". También alabó el párroco su cercanía, su contacto directo con la gente. "El despacho de Aurelio siempre fue la calle", afirmó.

Habló, asimismo, de uno de los logros de los que Aurelio Quirós estaba más orgulloso: la residencia de ancianos. "Siempre hablaba de ella y nunca se perdía la fiesta que daban todos los años".

Tras la ceremonia, los restos mortales de Quirós fueron trasladados al cementerio de Celles.

Aurelio Quirós dejó mucha huella durante su carrera política, pero, por encima de su condición de político, todos destacan su humanidad. "Para mí es una persona irrepetible", afirmó Belén Junquera. "Como persona, como alcalde, como amigo, fue siempre una persona entrañable; parece mentira que no vayamos a ver más esa sonrisa, ese sombrero que llevaba, son imágenes que nos quedarán a todos para siempre; y para su familia no tengo más que palabras de agradecimiento", comentó.

También mostró su admiración por Quirós el sierense José Antonio Noval.