El exciclista y redactor de LA NUEVA ESPAÑA José Enrique Cima abrió ayer las fiestas de Nuestra Señora del Buen Suceso, en El Carbayu, con la lectura del pregón. Cima, en un discurso plagado de amor por su tierra y su gente, y de recuerdos de su carrera deportiva -en la que nunca le faltó el apoyo de los lugonenses- destacó la buena imagen festiva que tenía la localidad para quien venía de fuera. "Siempre me comentaban que aquí éramos muy grandes con las fiestas, unas en el primer domingo de agosto, las del Carbayu, y el último domingo las de Santa Isabel; esto les asombraban a muchos fuera del Principado".

Cima repasó con entusiasmo su carrera como deportista, en la que cosechó numerosos triunfos y donde siempre contó con el apoyo de la gente de su pueblo, entre ellos el todavía organizador de las fiestas, Manolito "El Pegu". Esa carrera ciclista condicionó su relación con la fiesta: "antes de ciclista solamente hacía una pasada por el prado, como si fuera el inspector de las fiestas, y a casa a recuperar para al día siguiente salir a entrenarme durante 200 kilómetros en bicicleta".

Tampoco pudo atender mucho a sus hijos Luz María, Cristina y Kike, y ahora le toca "disfrutar con los nietos Rodrigo, Aitana, Álvaro y Alonso". Pero, en cualquier caso, asegura que siempre transmitió a sus hijos, y ahora también a sus nietos, "el ir a la misa de la Capilla y luego obligatorio hacer la procesión por mucho calor o alguna lluvia que tengamos".

Tras la fiesta, el pregonero participó en el chupinazo que dio comienzo oficialmente a las fiestas, y a continuación se repartió la tradicional paella. La sociedad de festejos de Fitoria se encargó de hacer las 1.400 raciones con las que cenó buena parte de la concurrencia antes de la verbena.