De acuerdo, era la que tomaba las fotos familiares en casa, aunque siempre con la cámara en modo automático y sin otra pretensión que sus hijas quedaran bien encuadradas. Nada hacía sospechar, sin embargo, que Marta Areces (Grado, 1963) acabaría convirtiéndose no sólo en una fotógrafa importante, sino en una de las referencias de su generación. Es la única asturiana que ha sido incluida en el importante proyecto "Nueva fotografía internacional del siglo XXI", una exposición itinerante por toda España que incluye obras de un total de treinta artistas de diversos países, de Estados Unidos a Europa.

"Es un orgullo figurar ahí", explica Marta Areces. Se trata de una selección del trabajo de esos treinta fotógrafos; pistas de por dónde van los caminos de la fotografía en las dos primeras décadas de un siglo en el que la multiplicación de la imagen como banalidad oculta, en muchas ocasiones, esas otras tomas necesarias desde las que nos mira la vida. La artista presentó en el Evaristo Valle el libro "Contemporáneos", acompañada por José Díaz Maroto, comisario y conservador de la "Colección Alcobendas de Fotografía", así como del también fotógrafo Nicolás Cancio. El volumen, que edita La Fábrica, fue presentado en las últimas jornadas de PhotoEspaña.

Marta Areces, que hasta pasados los cuarenta años no empezó a hacer de la fotografía una manera de mirar el mundo, ha vivido una evolución artística y personal extraordinaria en apenas una década. "Me ha permitido conocerme mejor a mí misma; en esas imágenes no busco tanto algo estético como ese enriquecimiento personal", explica. El resultado es una singular serie de fotos en la que la evidente indagación documental, casi antropológica, invita al espectador a entrar en mundos filtrados a través de una mirada que aúna sensibilidad e inteligencia.

Prefiere el blanco y negro para sus obras: "Me inicié con la fotografía analógica y me enganchó el laboratorio, el estilo; puedo trabajar con digital, pero siempre necesito mi estudio en El Fontán, el trabajo químico, el revelado", indica. Y se inspira en los clásicos, de Robert Franck a Nicolás Muller.

En la exposición itinerante y en "Contemporáneos" recoge obras de dos series: "El regalo de la confianza" y "Todavía la tierra". La primera nació de un viaje a Cuba, de la superación de la timidez y de saber ver lo que la gente le estaba contando; de la segunda, dice que está aún inacabada. Y ahí se cruza con otros proyectos en marcha, como "Raíces del Cubia" (una mirada al río moscón de la infancia de la autora), "Made in Spain" (un trabajo en Benidorm) y otro, que ella misma califica de íntimo, en el que pone el foco sobre el mundo de su padre Alfredo. "Lo primero es el crecimiento personal", insiste Marta Areces.