Adolfo Marcos es el presidente de la Cofradía del Xiringüelu, constituida en 2014 para organizar la fiesta, velar por sus tradiciones y evitar que se convierta en un botellón de verano. El colectivo ha conseguido que los vecinos disfruten de forma familiar de la jornada y que los visitantes repitan. El Xiringüelu, que se celebra hoy en el prado de Salcedo, acoge a 125 peñas y alrededor de 20.000 personas.

-¿Qué balance hace tras un año de actividad de la Cofradía?

-Creo que ha sido bueno. La gente, sobre todo la del pueblo, está satisfecha de que lo hayamos cogido pero hay que mejorar cosas.

-¿Cuánta gente esperan hoy en Salcedo?

-Es difícil de calcular, pero creemos que entre 20.000 y 25.000 personas, que es mucho.

-Uno de los objetivos de la Cofradía era devolver al Xiringüelu su carácter tradicional y familiar, ¿lo han conseguido?

-Algo sí, pero en los tiempos que corren es imposible. El Xiringüelu creció mucho, viene gente de todas partes y hubo años que no se podía ni caminar por las calles de las casetas. Ahora eso cambió, porque hay una zona de botellón delimitada para que pueda disfrutar todo el mundo.

-Decía que hay cosas que cambiar, ¿qué han introducido hasta el momento?

-Mejoramos la distribución del prado y ahora las peñas pueden repetir parcela o hacer cambios. También, para que la fiesta sea más larga, incluimos el reparto del bollo, que ya el año pasado fue un éxito y nos quedamos cortos con 1.000 bollos. Este año repartimos unos cuantos más.

-¿Qué seguridad hay?

-Tenemos un despliegue muy bueno con un camión con UVI móvil y hospital de campaña. También hay helipuerto por si hubiera que trasladar a alguien. También habrá 23 agentes de la Guardia Civil, 19 miembros de seguridad privada, bomberos y el grupo subacuático de la Guardia Civil para vigilar el río.

-Ha habido polémica por el cobro de 50 euros a los autobuses.

-No podíamos bloquear Pravia como el año pasado y era necesario un lugar para descargar la gente.