Nada más conocerse, tres días atrás, las primeras noticias relativas al cese de actividad de Dream Wings Tours, agencia de viajes de bajo coste con sede en La Carrera (Siero) pero que operaba en todo el país a través de internet, el presidente de la asociación de Operadores Turísticos de Agencias de Viajes de Asturias (OTAVA), Íñigo Fernández, vaticinaba, de manera expresiva las consecuencias: "Esto va a ser sonado".

Con un escándalo de rango nacional, cerca de 300 afectados interesados y un agujero que se estima, hoy por hoy, en unos 300.000 euros, resulta evidente que Fernández no erró en sus augurios. Pero más allá del impacto mediático o de las cifras, la quiebra de Dream Wings Tours ha dejado a un grupo de clientes en una situación muy delicada: se trata de la treintena de personas que, en pleno viaje, se han encontrado con que no tienen billete de vuelta a España.

Éste es el caso de Eric Gómez, Joan Ilari, David Aguinaga y Carlos Camacho, cuatro amigos de Barcelona que emprendieron el pasado día 4 un viaje por Vietnam. Según relatan los jóvenes, las vacaciones ya empezaron torcidas, con una demora de un día en la salida y la pérdida de una noche de hotel sin explicación por parte de la agencia. "Visto el panorama, insistimos en que nos dejase cerrada la vuelta enviando mails cada día, wasaps...", explica Joan Ilari, en comunicación desde el país asiático con LA NUEVA ESPAÑA.

Finalmente, anteayer recibieron respuesta por parte de Jorge Martínez, que dirigía la agencia. "Nos confirmó en un mail de cuatro líneas que nos espabilásemos en volver, que ellos no iban a mover un dedo", explica Ilari. Tras buscar en varias compañías, encontraron un vuelo de regreso para finales de mes, aunque han tenido que pagar 700 euros adicionales por barba.

Hay otros clientes tirados en Estados Unidos y en varios países de Centroamérica. El madrileño Alberto Barzano tenía un viaje con su novia, con todo incluido, a la Riviera Maya. La salida estaba prevista para el día 17 y han perdido más de 2.000 euros. Pero lo peor es que también compró un billete para una amiga personal que se iba a Paraguay. La mujer está allí y no tiene actualmente billete de vuelta.

Otro grupo de españoles está en Tokio. "Nos dijo que se habían cancelado los billetes y que emitirlos de nuevo lleva un sobrecoste que no puede asumir. Pero tampoco hace la devolución del dinero porque no lo tiene", explica, desde la capital de Japón, uno de los afectados. Ellos ya se han asegurado el viaje por su cuenta.

El caso con mayor cantidad de dinero perdido es el de los estudiantes de Medicina de la Universidad de Oviedo. Casi 70 afectados, que habían pagado ya los 915 euros correspondientes a la agencia on-line para celebrar su viaje de estudios en el mes de septiembre a la Riviera Maya. Para estos jóvenes el varapalo es mayor si se tiene en cuenta la variedad de actividades que organizan durante el curso para poder costearse este periplo por la costa mexicana. "Comenzamos a preparar el viaje a finales del pasado agosto, y desde entonces organizamos eventos y fiestas para conseguir dinero", relata Alba García, una de las afectadas.

Los estudiantes se decidieron por todo tipo de opciones: desde la venta de lotería a puestos en los que vendían sudaderas, broches, tazas o bolígrafos, situados en su propia facultad y en el HUCA. Además, organizaron una fiesta en Halloween y otra en Nochevieja. Este año, como novedad respecto a los alumnos de cursos anteriores, añadieron un nuevo calendario al ya típico en el que realizan posados semidesnudos. Uno en el que los estudiantes estaban disfrazados de superhéroes de cómic en las inmediaciones del HUCA, cuyo 50% de ingresos fue destinado a la investigación del síndrome de Rett.

Por otro lado, la madrileña agencia de viajes Around está intentando reubicar al mayor número de afectados. Desde el pasado sábado, han recibido alrededor de 90 peticiones para intentar salvar su viaje en el último momento. Jesús García, uno de los responsables de esta empresa, denuncia que hay situaciones "dramáticas". Una de las mayores dificultades para los viajeros que tenían sus billetes adquiridos para dentro de pocos días es "la disponibilidad y el precio, ya que con sólo una semana de antelación puede llegar a costar el doble". García también asume la dificultad para explicar a los afectados que sus nuevos viajes les van a salir más caros. "Hay que hacerles entender que el precio que pagaron en su momento no era real".