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Siero y Noreña

Meres mima a sus cigüeñas

Los vecinos colocan un nuevo nido artificial en un álamo de la parroquia tras la caída del que usaron las aves desde 2003

Meres mima a sus cigüeñas

Los vecinos de la localidad sierense de Meres se resisten a dejar que se vayan las cigüeñas. Las aves ocupaban desde 2003 un nido acondicionado en lo alto de un álamo en las inmediaciones del santuario de la Virgen de la Cabeza, pero el árbol se pudrió el pasado mes de mayo, el nido se cayó y las cigüeñas se quedaron sin casa.

La asociación de vecinos de Meres y Fonciello decidió entonces colocar otra base de nido artificial en un álamo situado junto al anterior. Con la colaboración de los propietarios de la finca, Jorge Alonso y María Antonia Lorda, y con el apoyo de grúas El Roxu, que puso una de sus máquinas a disposición de los vecinos, la colocación del nido tuvo lugar ayer por la tarde. El presidente del colectivo, Eduardo Martínez, se mostró muy agradecido por la colaboración desinteresada tanto de la empresa como de los vecinos.

Manuel Casas y Manuel Rimada, ambos vecinos de la zona, fueron los encargados, con no poco esfuerzo, de subirse a la cesta situada en lo alto de la grúa y, valiéndose de una motosierra, dejar al descubierto, desnuda, la copa del árbol, a unos cuatro metros.

Una vez pelada la parte superior del árbol, colocaron el nido artificial, hecho de hierro y que previamente habían aderezado con algunas ramas de avellano. Finalmente, el nido quedó bien colocado en lo alto del árbol, sujeto por unos alambres.

Ahora sólo queda esperar que las cigüeñas den por buena esta nueva ubicación y aniden la próxima temporada en el lugar que se les ha asignado.

Kike Pascual, vecino de Meres y miembro de la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies (COA), destacó lo inusual que es que las cigüeñas aniden en la región, porque, debido a las características de su vuelo, requieren espacios amplios y prefieren hacerlo de Castilla y León hacia el Sur. "Pero aquí, quizá porque esta vega del río Nora tiene espacios amplios, empezaron a anidar y queremos que regresen; sería una pena que no volvieran a hacerlo aquí", manifiesta.

José Yáñez fue uno de los testigos de la destrucción del anterior nido. Él y su mujer fueron quienes lo vieron tirado en el suelo, con uno de los pollos -que había crecido considerablemente- ya muerto.

Ahora esperan que las aves vuelvan a formar parte del paisaje de Meres. Los vecinos ya se habían acostumbrado a su presencia todos los años, casi siempre, además, en la época en la que se celebran las fiestas de la Virgen de la Cabeza. Habrán de esperar a que avance el invierno para verlas llegar en el horizonte. Si todo sale según lo previsto, en febrero podrían ocupar su nueva casa. Y si no lo hacen no será porque no les han dado facilidades.

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