El concejal de Hacienda de Siero, Alberto Pajares, vecino de La Fresneda, ha estado trabajando durante años en la banca. Dio el salto a la política como número siete de la lista electoral del PSOE en las últimas elecciones.
-¿Cómo se ve la vida desde este lado?
-Es bonito. Tienes la oportunidad de construir cosas para el pueblo y, aunque tiene la parte negativa de que siempre hay mil ojos encima, a mi me gusta.
-Siero siempre ha tenido a gala que es un Ayuntamiento muy saneado. ¿Es cierto?
-Sí. La situación económica es aceptable. Tanto en los departamientos de Intervención como Secretaría han sido siempre muy austeros, nunca ha gustado el riesgo, y yo creo que ha venido bien. A veces hasta daban demasiadas dificultades para sacar los proyectos adelante. Pero al final ha sido bueno. Ya se ve el endeudamiento que tienen otros ayutamientos, y en Siero ahora mismo está por debajo de los 200 euros por habitante. No obstante, no sé hasta qué punto es bueno reducir tanto la deuda. A veces puede ser una palanca para acometer determinados proyectos y en momentos como el actual de tipos de interés bajos puede ser interesante.
-Durante varios mandatos se habló de la posibilidad de adjudicar servicios a empresas.
-Creo que podría haber alguna situación, pero en principio no veo la necesidad de externalizar ningún servicio. Por ejemplo, el agua, del que se habló mucho, nosotros tenemos claro que el agua va a seguir siendo pública, y esa va a ser una de las principales bases del PSOE. Agua pública y con unos precios económicos. Hacer lo contrario iría contra natura de un partido de izquierdas.
-Siero es disperso. ¿Hay alguna manera de reducir la tendencia creciente al localismo, que multiplica el gasto?
-Siero es, para mi, el municipio más dificil de gestionar de Asturias. Tenemos cuatro poblaciones muy grandes que están entre las treinta primeras de Asturias (La Pola, Lugones, La Fresneda y Lugones), cada una de ellas con unas características diferentes, y cada una de ellas lo que quiere es para sí, solamente busca su beneficio propio. Lo que hay que hacer, en primer lugar, es saber lo que nos cuesta cada cosa. No sabemos el coste real de, por ejemplo, tener una piscina o un polideportivo abiertos. Uno de los objetivos que tenemos es crear una unidad de costes en la que primero sepamos lo que nos cuesta tener cada cosa abierta. Todo el mundo pide y los recursos son limitados, pero, aunque yo defiendo el deporte, hay otras necesidades que hay que saber valorar. Y, después, creo que la gente tiene que entender que no puede tenerlo todo al lado de casa: es imposible.
-¿Cerrar el polideportivo actual de la Pola no sería trasladar el mismo problema a un sitio que no ofrece más servicios?
-Nadie está diciendo que haya que cerrar el viejo. Lo primero que hay que saber es lo que nos cuesta tener los dos polideportivos abiertos. Tenemos que buscar una fórmula sostenible para mantenerlos abiertos. Yo hubiera planteado otro tipo de proyecto, pero ahora ya está hecho y hay que buscar soluciones.
-Ocurrió con el auditorio, la plaza cubierta y ahora el polideportivo. ¿Por qué se buscan soluciones a toro pasado y no antes de hacer las obras?
-Es cierto que Siero necesita mucha más planificación. Aquí se ha trabajado siempre a corto plazo. Hay que trabajar a medio y largo plazo. Hay que tener un plan de trabajo para todo el mandato, e incluso dejar bases para el siguiente. Por ejemplo, me encuentro con que el 70 por ciento de los ordenadores del Ayuntamiento tienen entre 10 y 15 años. Hay que prever una partida para modernizar el Ayuntamiento, gobierne quien gobierne. O un plan de amortización de vehículos. El Ayuntamiento tiene mucho potencial y no se está desarrollando como podría.
-La planificación empieza por el presupuesto y, en minoría, tendrán difícil aprobarlo.
-Sí, pero yo he encontrado en la oposición de Siero gente razonable. Los hay que tratarán de boicotear todos los proyectos, pero espero proponer cosas razonables que puedan ser aceptadas. La gente nueva que entramos en política somos más proclives a encontrar soluciones más allá del partidismo. Lo cierto es que necesitamos seis votos más. Es más laborioso, pero creo que podemos conseguirlo si todo el mundo colabora.
