Cada mañana, Alberto Menéndez baja a la vega de Los Cabos para ver cómo están sus cultivos de maíz y faba, pero siempre encuentra la misma estampa: todo tirado por el suelo a causa de los jabalíes. Y cada mañana debe levantar de nuevo su plantación, de la que vive. Al final de la jornada de trabajo lo único que siente es impotencia, y suma pérdidas y más gastos: "Está claro que hay que hacer algo porque tienen más derechos los jabalíes que nosotros".
Menéndez cuenta con varias hectáreas plantadas en la vega de faba para vender y maíz para alimentar la ganadería familiar. El destrozo cada día de varios metros cuadrados de cultivo le supone pérdidas económicas y más gastos, al tener que tirar de piensos en vez del maíz para alimentar a los animales. "Ahora no tienes ni a dónde acudir, porque antes aún venían los guardas, lo miraban y te pagaban los daños, aunque fuera poco", explica.
Los cultivos también sufren daños por los melandros (tejones), aunque de menor consideración. Y los cuervos, que se comen las plantaciones de faba obligando a los productores a sembrar varias veces para no perder la cosecha. Y, al igual que Menéndez, muchos vecinos sufren la misma situación a diario, como Rafael Rodríguez. "Estamos ya cansados de tanto destrozo y ninguna ayuda, hay que tomar medidas si no quieren que la vega de Los Cabos acabe a matorral", comenta. En su opinión, el arreglo pasaría por autorizar batidas de jabalí en la zona, considerada refugio para la especie. "Yo estoy jubilado y planto por gusto pero hay mucha gente que quiere vivir de esto y no puede", señala.
Otra de las opciones es el cierre de la vega con pastor eléctrico. "Se habló hace unos años pero luego nunca hicieron nada", lamenta Menéndez.