El espíritu festivo tiene en Quintes unas raíces bien clavadas en la tierra. Los vecinos escenificaron ayer su devoción a San Antonio con un programa de actividades marcado por el folclore y el enaltecimiento de las bondades de las huertas locales, que contó con una gran respuesta vecinal y llegó a su punto más álgido con una degustación de los mejores productos autóctonos.

Una alborada con gaita y tambor avisó desde las once de la mañana a todos los barrios de la parroquia que comenzaban las celebraciones del día grande de las fiestas, iniciadas el sábado. Mientras tanto, decenas de jóvenes y pequeños podían verse por las calles de arriba para abajo ultimando su puesta a punto para la jornada con los trajes tradicionales ya puestos.

La segunda nota musical del día llegó con un concierto de media hora ofrecido por el coro parroquial de Quintes en la misa. Bajo la dirección magistral de José Ramón Morís, decenas de personas pudieron disfrutar de la interpretación de media decena de canciones, entre las que destacaron los temas "Ven al mar" y "Yo quiero ser marinero", que fueron recompensadas con sonoras ovaciones.

Nada más acabar el recital llegó al templo el ramo elaborado por la Sociedad Cultural y Recreativa Clarín. Lo hizo acompañado por un grupo de pequeños del grupo folclórico "Les Xanines", que por parejas portaron también diferentes ofrendas que seguidamente entregarían al santo con motivo de la misa. En la ceremonia también participó el coro parroquial y hubo las primeras exhibiciones de danza, en este caso con los adultos como principales protagonistas.

Los oficios religiosos fueron aprovechados por el párroco, Maximino Canal, para recordar la importancia que tiene la agricultura para los pueblos como Quintes. "La huerta es la mayor seña de identidad que poseen las parroquias rurales porque ayuda a salir adelante a través de la producción de alimento", recalcó el sacerdote.

Por otro lado, el propio cura no quiso dejar escapar la oportunidad de realizar numerosos agradecimientos a la parroquia por su vinculación con los arreglos en la iglesia. Concretamente recordó que recientemente se reparó el reloj y que muchos se interesaron en colaborar pese a que no era necesario. "Varias personas y entidades quisieron colaborar, pero por suerte disponíamos de los fondos necesarios para acometer la mejora", apuntó respecto a una actuación que costó unos 500 euros y todavía está pendiente de la colocación de una esfera luminosa para rematar los trabajos.

Poco después se procedió a la celebración de la procesión, en la que los hombres portaron la imagen de San Antonio y las mujeres el ramo. El recorrido apenas rozó los 100 metros y dio paso a una nueva exhibición de bailes regionales que congregó en torno al campo de la iglesia a una gran multitud, que se mostró entusiasmada por el buen hacer de los pequeños bailarines de "Les Xanines". Para finalizar se celebró una animada degustación de comidas y bebidas típicas de la zona sin coste para los participantes. "Esto va todo a cargo de la sociedad Clarín para el disfrute de los vecinos", recordaba el secretario del colectivo y edil en Villaviciosa, Juan Rubio.