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De Austria a Villaviciosa para emprender

"No hay otras opciones", dice la madrileña Sylvia Benedikt, que acude en la Villa a clases para encauzar su iniciativa empresarial, aún sin concretar

El grupo de emprendedoras, ayer, en la Casa de los Hevia. MARIOLA MENÉNDEZ

Ya se sabe: "Si la montaña no va a Mahoma. Mahoma irá a la montaña". Eso mismo pensó Sylvia Benedikt, una madrileña que residió más de veinte años en Austria y que vive en Villaviciosa desde hace un tiempo. Lleva más de dos años buscando empleo, sin éxito. Por eso le ronda por la cabeza emprender, porque ve que el autoempleo puede ser la salida. Pero aún tiene que perfilar su negocio. "Es un proyecto versátil. Vengo para intentar unificar los distintos aspectos de la idea", explicó justo antes de la primera jornada del curso de emprendedoras y empresarias que comenzó ayer en Villaviciosa.

"No hay otras opciones", reconoce. Destaca que profesionalmente tiene un perfil "muy versátil" y su intención es aglutinar ámbitos tan dispares como enseñanza, nutrición, agricultura ecológica y baile. "Quiero intentar unificarlo, si es posible y viable económicamente", argumentó. "Me encanta incorporar cosas nuevas al trabajo", destacó. Pero añadió que a veces esa innovación es vista como una forma de querer medrar dentro de la empresa. Pero ella argumenta que obedece a su "necesidad" de desarrollarse personalmente. "Sentía que me ponían una baldosa encima", por lo que crear su propio negocio puede ser la forma de crecer profesionalmente sin límites.

Sylvia Benedikt es una de las 16 participantes en esta actividad que ofrece la escuela de emprendedoras, de la que es responsable Asunción Luzán. Apuntó que el objetivo de este curso es enseñarles "lo que necesitan saber para poner en marcha una empresa". Por lo que las alumnas han de llegar a clase una idea de negocio previa, aunque no importe el grado de maduración. Conocerán cuál será su día a día y aprenderán las claves de la contabilidad, el marketing o la fiscalidad, entre otras cuestiones.

El perfil de estas mujeres es muy dispar, aunque la mayoría tienen entre 35 y 50 años y ya disponen de una experiencia laboral previa, por lo que parten con la ventaja de que conocen el sector. Sólo un 20% de las alumnas tiene menos de 20 años.

Éste es precisamente el perfil de otra de las participantes, junto con Sylvia Benedikt. Prefiere no dar datos personales, pero explica que la razón de participar en este curso es que desea que le aporten ideas y llega con ganas de "pensar y discurrir". Estuvo "muchos años trabajando" en el sector de la formación y la administración. Pero adoptó a dos hijos y tuvo que dejar su trabajo. Cree que es imprescindible poder optar a "media jornada laboral digna para poder conciliar". Pues precisamente ésta es la reivindicación de muchas más mujeres que han de renunciar a ser madres o a su desarrollo profesional porque ambas facetas son incompatibles en su vida, cuando no tienen que realizar mil acrobacias y contar con el apoyo de cuidadores o familiares, generalmente abuelos, para que les ayuden en la crianza de sus hijos.

En la primera fila se sentaba otra mujer, que por cuestiones personales tampoco quiso identificarse. Tras su separación, quiere emprender pensando en su futuro y en el de su hija.

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