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FERNANDA MARCOS | Presidenta de la asociación cultural "Voces y Bocetos" de Posada

"Los llanerenses son solidarios y te integran desde el principio"

"El concejo tiene un patrimonio cultural que todos deberían conocer"

Fernanda Marcos, en Posada. M. N. M.

Fernanda Marcos es la presidenta y una de las impulsoras de la asociación cultural "Boces y Vocetos", cuya vocación es acercar la cultura a la gente con charlas, encuentros y cursos. El colectivo cuenta con más de cuarenta personas. Argentina de nacimiento con ascendencia asturiana, lleva en Llanera desde hace 13 años.

-Su asociación organiza actividades muy pegadas a la historia y la cultura local. ¿No le parece curioso que tenga que ser alguien llegado de Argentina quien lo promueva?

-Cuando emigras, en cierto modo pierdes tus raíces y, no sé si inconscientemente, tratas de buscarlas en el sitio adonde llegas. Mi padre era de la zona de Nava y Llanera ni sabía que existía. De alguna manera es una búsqueda de identidad, de identificarte con el lugar en el que viste. Y también, por qué no, Llanera tiene un patrimonio cultural que no sé si los vecinos lo conocen pero deberían conocerlo. El año pasado, por ejemplo, hicimos una charla etnográfica sobre los hórreos que me pareció muy interesante, en la que se habló de cuán descuidadas están muchas cosas, y las controversias que hay sobre la conservación del patrimonio.

-En su caso, quizá tendría un componente de novedad que la gente de aquí no tiene.

-Yo viví una infancia urbana en Buenos Aires pero crecí escuchando a mi padre y mis tíos y tías hablando de Asturias, de los lagares, los hórreos, de la vida rural, y de un montón de cosas que hace crecer en ti un imaginario infantil y de añoranza, idealizado. Y para mí todo este pasado que no tuve, ahora que estoy aquí tiene otro significado.

-¿Cómo es la vida en Llanera?

-Cuando vine me costó muchísimo acostumbrarme al cambio de una gran ciudad a un pueblo pequeño. Aquí todo el mundo te conoce y me costó mucho, vienes del anonimato de la gran ciudad y eso me llamó mucho la atención, pero ahora ya me acostumbré, y veo el beneficio por otra parte, por la de mi hijo, que anda por todos lados y todo el mundo lo conoce. Es genial, porque lo puedo dejar ir solo al parque y hacer muchas cosas solo. Ese es un valor que en una gran ciudad no tienes. Y me llamó la atención ver jugando juntos a niños de edades muy dispares.

-Conocerse es una ventaja.

-Sí, y después está esa disposición de las madres, la solidaridad de la gente, por ejemplo cuando tienes que hacer cosas y tiras de alguien. El otro día, por ejemplo, una vecina se ofreció a llevarme al niño a natación. Es gente que no es muy amiga pero te ayuda. Eso aquí es muy normal, la gente aquí es muy solidaria. Te integras bien. Otra cosa es abrirte la puerta de tu casa. Los argentinos somos más abiertos en el sentido de abrir las puertas de casa, pero estas cosas de ayudarse en la calle no se suelen dar. La diferencia es que en Argentina vamos a los bares, pero la vida social es en las casas. Aquí es al revés. Hay mucha vida social en los bares, es mucho más intensa.

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