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Un pavo real que no pierde detalle en la Villa

"Lo anda todo y siempre le dan algo de comer", destaca José Manuel Coto, cuidador de "Pavi", que ha quedado "viudo" y con dos crías

Las crías de "Pavi", en Villaviciosa. M. MENÉNDEZ

Los maliayeses no dejan de estar pendientes de las andanzas del pavo real "Rotti", apodado así por la churrera que temporalmente se instala en villa a cuyo puesto el animal acude a diario a merendar. Cuando la churrería se fue, el pavo -cuyo nombre oficial es "Pavi"- siguió su rutina y en busca de gente llegó hasta colarse en el centro de salud.

Pero el centro de operaciones del ave es el parque de Villaviciosa, donde recibe a diario los cuidados de José Manuel Coto, quien también se encarga de mantener los jardines. Cuenta que "Pavi" tiene unos ocho años y acaba de quedarse viudo, pues su pareja murió hace unos dos meses. Con la hembra llegó a Villaviciosa después de que al entonces ingeniero municipal, el fallecido Juan de Besa, le regalaran la pareja. Desde entonces, Coto se encarga de cuidar y alimentar al animal, al igual que al resto de aves del parque, también durante los fines de semana y festivos.

Pese a quedarse viudo, "Pavi" no ha perdido las ganas de salir a pasear o ir a merendar a algún bar cercano. La pava era la madre de sus dos crías, unos pollos de unos siete meses que ya han crecido mucho. Pero la estrella del parque es sin lugar a dudas el pavo real adulto, que triunfa por su gracia y soltura para moverse a sus anchas sin espantarse de la gente.

Su cuidador explica que "Pavi" duerme en el extremo de un altísimo pino, a una altura de unos diez metros. Cada mañana, sobre las ocho u ocho y media, cuando Coto llega a cebarles, baja raudo a por su comida. Su alimentación se basa en maíz y trigo, pero él es listo y sale a buscar algún dulce que le guste más.

En cuanto huele que la churrería ambulante de Georgina Olivar se instala en la Acerona, para allí que va. "Es feliz yendo a comer a la churrería", reconoce su cuidador. Ella es la que le ha bautizado como "Rotti" -como abreviatura del juego de palabras "Il pavo Rotti", que hace alusión al tenor italiano-. Y si Olivar no está, se pasa por algún bar de la zona porque siempre cae algo.

Por lo que es habitual encontrarse con "Pavi" de paseo. "Espera a que pasen los coches para cruzar la carretera", explica entre risas José Manuel Coto. "Lo anda todo y siempre le dan algo de comer", agrega.

Su cuidador teme que su carácter tan sociable le pueda traer problemas, porque hace unos dos años el otro pavo real que había en el parque apareció muerto en circunstancias extrañas. Ahora sólo quedan "Pavi" y sus descendientes que, de momento, no han demostrado haber heredado la gracia del padre, al que no se le pone nada por delante. Hace unas semanas, incluso, se plantó en el centro de salud, pero conforme entró, salió, parece que no encontró buen ambiente allí.

"Conoce a los perros que vienen. Sólo le tiene miedo a un fox terrier", indica José Manuel Coto. Lo malo es que hay "críos que le quitan las plumas". Quizá por eso prefiere andar a su aire. Es lo que opina Luis Estrada, un maliayés asiduo al parque y que conoce bien a "Pavi": "Deben de provocarlo mucho los chiquillos y por eso escapa. Anda por todas las calles. No se guarda. Y si le traes algo para comer, va detrás".

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