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La invasión de muérdago por el abandono de las pumaradas preocupa en el sector

"Hay bastante y es necesario estar pendiente para quitarlo", alertan los agricultores por el avance de una planta que puede secar los manzanos

Detalle del fruto blanco y la flor amarilla del muérdago. MARIOLA MENÉNDEZ

El abandono del campo, en general, y de muchas pumaradas, en particular, provoca que el muérdago o arfueyu (en asturiano) cada vez se extienda más entre los árboles, lo que preocupa a los agricultores por el daño que provoca, llegando hasta matarlos. Erradicar esta planta parasitaria es más o menos sencillo, porque consiste en arrancar bien sus raíces del tronco, pero se propaga fácilmente. Los cosecheros que tienen cerca alguna plantación que no está muy cuidada han de estar más ojo avizor a sus manzanos si quieren evitar que el arfueyu se apodere de los suyos. Su floración es en invierno, así que en estos meses está en pleno apogeo. Al ser la época de poda, también es el momento de arrancarla de los árboles.

"Hay muchos focos de infección por el abandono de las pumaradas", reconoce Jorge García, director técnico de Producción Vegetal de la cooperativa Campoastur. Los ejemplares viejos y poco cuidados sirven de propagación para los más jóvenes "pero no va a mayores porque estos están podados". Es fácil de luchar contra esta planta parasitaria: "Al podar todos los años, el arfueyu es lo primero que se corta. Hay que controlarla".

El maliayés Emilio Sariego coincide en destacar que el abandono de las pumaradas acarrea que los árboles se llenen de arfueyu y que la planta se propague a otros. "A los dos o tres años empiezan a secar los caños", alerta. Manuel Sánchez también incide en que "hay bastante", por lo que "hay que estar pendiente para quitarlo pronto y que no invada el árbol".

Pero ¿qué es el arfueyu? Una planta parasitaria, responde Enrique Dapena, el responsable del programa de Fruticultura del Serida. Sus frutos blancos, similares a uvas pequeñas, son muy apetecible para pájaros como los mirlos. Son los encargados de extender el muérdago al limpiarse el pico en otro pumar y depositar así la semilla, que se aloja en las hendiduras del ejemplar y el arfueyu se va extendiendo. También afecta a avellanos, robles o álamos, aunque principalmente a manzanos.

"Echa raíces en el propio árbol para alimentarse de él", explica Dapena. Cuando el muérdago se va desarrollando, el árbol llega a convertirse en su soporte y dejar de ser funcional, llegando hasta a morir. "Donde abunda es en pumaradas medio abandonadas y de ahí se va extendiendo a otras fincas", argumenta. A la hora de quitar el arfueyu, recomienda arrancarlo de raíz, para "eliminar el punto donde se ha iniciado la infección". Advierte de que "a veces hay que repetirlo porque vuelve a brotar, pero en un par de ocasiones se elimina". Sostiene que la clave para ganarle la batalla es "actuar a tiempo" y tener en cuenta que si los pumares de una finca contigua lo tienen, se convierte en un "foco de infección".

En Asturias tradicionalmente no se le ha dado uso al arfueyu. Antes había quien lo utilizaba como especie de cola o pegamento. Ahora cada vez se demanda más como planta ornamental navideña que atrae la fortuna y la prosperidad. Desde antiguo se coloca en la puerta de la casa para ahuyentar a los malos espíritus. Entre las propiedades medicinales que se le atribuyen destacan la anticancerígena y se usa contra el reuma, epilepsia, glaucoma o desprendimiento de retina. Va bien para disminuir la tensión arterial y regular el ritmo cardiaco.

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