San Antón puede estar bien contento. Los vecinos de la parroquia de Coalla (Grado) dieron buena muestra de la fe que tienen por su patrón y sacaron las carteras para pujar por los productos y animales que subastaron en el exterior de la iglesia. La localidad también estrenó subastador, José Manuel Carbajosa, quien tuvo que tomar el cargo en el último momento ante la imprevista salida de José Ramón Fernández por motivos familiares. La subasta consiguió arrancar los euros a los vecinos y colocar también a las novillas, algunas alcanzando precios por encima de los 3.000 euros.

Antes de la subasta, animada por el grupo de música tradicional "Los Gascones", los vecinos asistieron a misa y procesionaron con el santo por Coalla con el párroco de Grado, Reineiro García. Con los deberes religiosos hechos comenzó la puja. "Hay que pujar por lo que sea, el caso es ayudar a la parroquia, es un día especial porque es la fiesta del pueblo", señala José Ramón Fernández, vecino. El hombre asegura que no tiene predilección por ningún producto o animal en concreto, así que cuando llega el momento de pujar le viene algo así como un impulso y grita "¡veinte!" y se queda con el queso, el pan o lo que sea que estén subastando en ese momento.

Y es que en Coalla subastan de todo. Seis novillas, dos gochos asturceltas, pitos de caleya, conejos, panes de escanda, empanadas, huevos, maíz o bollos de chorizo y panceta, entre otros productos. Carbajosa se ubicó junto al pino de la iglesia y comenzó a dirigir la puja por primera vez. Organizando todo en un segundo plano estaba José Manuel Fernández, muy contento con el desarrollo de la subasta. Una puja con ritmo rápido según comentaban el público: "No está de ello y se embala", apuntaba un vecino. Pero lo cierto es que poco a poco fue cogiendo el ritmo y ofreció más tiempo al público para subir las pujas. "A la una, a las dos, a las dos menos cuarto, a las tres... adjudicado", rezaba Carbajosa.

Las pujas partían de 5 o 10 euros y con los pitos de caleya, por ejemplo, llegaron a sobrepasar los 50 euros. "Son buenos ejemplares", comentaba José Ramón González. Por su parte, José David Rodríguez esperaba que llegaran las docenas de huevos "para pujar por ellos, que tengo uno muy pequeño", bromeó. El vecino sostiene que no se pierde ni un año la subasta de San Antón de Coalla, adonde también se lleva a los amigos con los que luego comió en la carpa de la fiesta.

Tras colocar los pequeños animales y los productos tradicionales comenzó la puja de las novillas. Un total de seis vacas, tres con cría y tres preñadas, que consiguieron muy buenas cifras, sobrepasando los 3.000 euros en algún caso. Las vacas, que fueron criadas en Llauréu, parten de un precio inicial acordado por el ganadero; desde ahí, los vecinos tienen que ir pujando con posturas de mil pesetas. De mil en mil.

Y por cada postura, Pacho González entregaba una faria. Los asistentes reconocieron la buena calidad del ganado y no dudaron en aumentar el dinero si otro comprador estaba interesado consiguiendo así unos buenos fondos para San Antón y la parroquia. Aunque, por si acaso, los organizadores repartieron vino para animar el trasiego de dinero. Además, los adjudicatarios podrán pagar las vacas el próximo año, tal y como manda la tradición.

También soltaron los billetes en la localidad de Moutas, que también celebra una puja en honor de San Antón. De hecho hoy comerán el bollo preñao acompañado de vino a las 19 horas, con verbena a cargo del grupo "Aroma".