Fernando Álvarez Balbuena es doctor en Ciencias Políticas y Sociología además de licenciado en Derecho y diplomado en Óptica. Ha estudiado a Santa Teresa de Jesús. Tras décadas de análisis, ayer pronunció una conferencia en la Casa de Cultura de Candás titulada "La enfermedad, los médicos y la medicina en la vida de Santa Teresa de Jesús".
-¿Qué enfermedades tuvo?
-De todo. Tuvo enfermedades infecciosas, tifus, tuberculosis y algún problema ginecológico. También problemas mentales. Habló siempre en sentido erótico sobre la sublimación a Dios. Pese a que la tildaron de histérica, de histérica nada. Tuvo mucha fuerza de voluntad, nunca se casó ni quiso y dio todo su amor a Cristo. Sufrió también un infarto pese a que ella decía que era un ángel que le había pinchado en el corazón. Cuando le hicieron la autopsia, todo apuntó a que era un infarto. Cayó en manos de curanderos y se liberó pronto. Los médicos, pese a que los medios que tenían eran, evidentemente, muchos menos que los actuales, sabían mucho más que los curanderos.
-No tuvo una vida cómoda, imagino.
-Siempre tuvo los pies en la tierra. Fundó conventos, hizo reformas y debió de morir por un problema ginecológico, se dice que pudo tener un cáncer de útero.
-¿Cuándo comenzó a estudiar su vida y obra?
-Cuando estudié Bachillerato comencé a interesarme por la vida de la santa. Me preocupé por analizar la vida de los místicos. Estudié ocho años en jesuitas y en aquella época, la Religión era casi tan importante como la que ahora puede estudiarse en Teología. Estudié a Fray Luis de León, Fray Luis de Granada,...
-En los tiempos de la santa, el siglo XVI, la vida para una mujer no era sencilla.
-De aquella, las mujeres no eran nada. Pero ella era mucho. Escribía, fundó conventos y hacía muchas labores que los hombres no hacían. Era la superación constante. Fue una mujer que se hizo a pesar de y no gracias a.
-¿Cómo era la santa en su juventud? ¿Por qué decidió hacerse religiosa?
-Se hizo monja y todo ello pese a haber tenido novio. No quiso casarse y no quería que los hombres que fueran a las guerras le abandonaran. Era una mujer independiente y así fue toda su vida. Siempre decía que con las cosas del día a día también se sirve a Dios. Habla del amor del alma, del amor espiritual.
