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Jorge, sin sitio en El Molinón

Una familia sierense, dispuesta a llevar a su hijo en brazos a ver al Barcelona por la falta de espacio para más sillas de ruedas en el campo de fútbol gijonés

Jorge Geajovky, ayer, junto a su padre, Jiri, en el patio del IES Río Nora. LUCAS BLANCO

Jorge Geajovky tiene 15 años y un sueño. Su dificultad para moverse generada por una parálisis cerebral no le impide vivir el fútbol con una pasión desenfrenada. Se confiesa forofo del Barça, pero no niega sus simpatías por el Sporting, aunque reconoce que en ocasiones visita el Tartiere para citas especiales como fue el reciente partido de la selección española o el duelo de pretemporada de los azules contra el Atlético de Madrid. No obstante, su sueño es otro: ver en directo a Messi en El Molinón. Una aspiración que tiene al alcance de la mano el próximo día 17, pero todavía no sabe si podrá cumplir ante la imposibilidad de acceder a una localidad acondicionada para sus limitaciones.

El pasado verano sus padres, el minero jubilado de origen checo Jiri Geajovky y María de las Nieves García, trataron sin éxito hacer a su hijo socio del Sporting. "Fuimos el primer día de campaña, pero nos dijeron que todas las plazas de minusválidos estaban ocupadas", relata Nieves García, que trató en más ocasiones, sin éxito, de obtener localidades para presenciar los partidos. La última, días atrás con motivo de la visita del Barça, pero una vez más no tuvo suerte. "Te dicen que es imposible y cuando se lo transmites a él se queda desolado", comenta la mujer.

De todos modos, el amor paterno irá más allá en esta ocasión, pues su progenitor ha decidido jugársela. "Sacamos entradas normales de todas las maneras y lo meteré en el campo como pueda", explica el padre que, aunque lo ve difícil, tratará de llevarlo en brazos si es necesario. "No sé como lo haré, pero es lo que me queda", indica, mientras su hijo muestra su decisión a asumir el reto. "Iré como sea porque no me lo puedo perder", apunta el joven mientras posa con una bufanda del club gijonés.

Sacrificios aparte, los tutores se muestran muy preocupados por un hecho que consideran resulta impropio de los tiempos que corren. "Ahora que tanto se trabaja para eliminar las barreras arquitectónicas no es justo que una persona en silla de ruedas no tenga a oportunidad de poder ir a un partido", comenta García, que aprovecha para meter el dedo en la llaga en la piquilla existente entre Oviedo y Sporting. "Las veces que fuimos al Tartiere no sólo no tuvimos ese problema, sino que el acompañante ni siquiera tenía que pagar", asegura.

Por otro lado, reconoce que, si bien acudió al Molinón hace unos años sin problemas, ahora las circunstancias son bien distintas. "Entonces tenía 7, 8 o 9 años y podíamos llevarle a cuestas, pero ahora es más grande que nosotros y nos resulta imposible", comenta esta vecina de Lamuño, en la parroquia de Carbayín, que quiere hacer un llamamiento a los dirigentes del club gijonés para que tengan más en cuenta a los aficionados con problemas de movilidad. "Hay que tener en cuenta que mañana podemos vernos cualquiera en la misma tesitura y no por eso tenemos que renunciar a una afición como puede ser el fútbol", sostiene en un claro llamamiento a ampliar la oferta de entradas para personas en sillas de ruedas.

Mientras tanto, Jorge Geajovky no se resigna a que los escalones le impidan disfrutar del momento que lleva tanto esperando.

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