El cierre del hotel restaurante La Campana ha sacudido al sector hostelero. Según revelan los trabajadores, el establecimiento, que ha encadenado sendos concursos voluntarios de acreedores en los dos últimos años, tenía contratadas "casi 30 bodas y 80 comuniones". Sólo para el mes de marzo se iban a celebrar tres bodas en el restaurante de Pruvia. Ahora, los novios buscan con urgencia establecimientos alternativos en los que celebrar los enlaces.

Según fuentes del sector, en las últimas semanas ha habido mucho movimiento de clientes de La Campana que han contactado con otros establecimientos para buscar alternativas ante el cese de actividad del restaurante, que ya se barruntaba definitivo desde que el 29 de enero el establecimiento cerrase sus puertas por unas supuestas vacaciones que han resultado definitivas.

De la decena de trabajadores que conforman la plantilla estable de La Campana, cinco se han unido para denunciar a la propiedad por los impagos acumulados. Estos trabajadores aseguran que en los tres últimos años han encadenado diversos períodos sin cobrar. El primero fue entre 2013 y 2014, en los meses previos al primer concurso voluntario de acreedores (antigua suspensión de pagos), cuando estuvieron cerca de nueve meses trabajando sin percibir sueldo.

En aquel proceso, el establecimiento cambió de manos, pasando a ser regentada por la empresa Dominio de Gorfolí. Pero, según precisan los empleados, a los dos meses de entrar esta nueva empresa en La Campana, el anterior propietario del establecimiento la adquirió.

La propiedad solicitaría un nuevo concurso voluntario de acreedores en mayo de 2015, cuando los trabajadores acumulaban tres meses de impagos. Desde entonces, una administradora concursal ha regido la gestión de La Campana. "En los últimos meses se habían prohibido las compras, y todo se externalizaba con catering", explican los empleados. Pese a todo, el establecimiento seguía contratando bodas y comuniones con normalidad e incluso, hasta fechas recientes, cobrando señales de 600 euros a los novios que querían celebrar el banquete en el conocido restaurante de Pruvia.

"Con todo, seguíamos teniendo trabajo, había clientes", explican los trabajadores, que a mediados de octubre, con el final de la temporada alta, dejaron de percibir su nómina. La situación del restaurante dio un vuelco en enero de este año, tras la campaña de Navidad.

La Campana ya no tenía género y se decretó el cierre, argumentando unas vacaciones, el 29 de enero, con el anuncio de una reapertura para el 16 de este mes. Durante ese período, los trabajadores continuaron yendo cada día a La Campana, pese a que sólo algunos tenían trabajo. Hasta que este miércoles la administradora concursal les remitió una carta dispensándoles de ir a trabajar y se cambiaron las cerraduras del establecimiento.