Inma Zarabozo y su madre, Felisa Barro, esperaban, ayer, en el exterior de la iglesia y con un cirio en la mano, la salida de los pasos. La primera dice vivir la Semana Santa "con pasión" y para ella es especial la de Villaviciosa, "por tradición, ante todo, por devoción y porque el pueblo se implica bastante ella". Lo corrobora su progenitora añadiendo que la Pasión maliayesa "encanta".

Villaviciosinos y foráneos vivieron ayer con fervor los actos religiosos del Jueves Santo. Primero, con la Eucaristía de la cena del Señor en la iglesia de las Clarisas y en la parroquia, rememorando que fue en este último encuentro con sus discípulos cuando Cristo instauró este sacramento. Y después, representando el camino de Jesús, según relata la tradición cristiana, cargando con la cruz hacia en monte del Calvario, donde recibió una cruel muerte.

En la procesión de ayer volvió a destacar el nutrido grupo de niños y jóvenes que participaron llevando los pasos infantiles. Es la demostración de que la Semana Santa de Villaviciosa -Fiesta de Interés Turístico Regional- tiene continuidad después de casi 350 años de historia.

Hoy, Viernes Santo, tiene lugar uno de los momentos cumbres y más representativos de la Pasión maliayesa con el Desenclavo, a partir de las 20 horas. Es el momento en el que descienden a Cristo de la cruz, ya sin vida, y lo introducen en el sepulcro para iniciar la procesión del Santo Entierro. Es una de las estaciones de penitencia que mayor número de público y feligreses concentra en Villaviciosa.