La lotería ha vuelto a dejar sonrisas en La Fresneda. La administración número 3 de la localidad sierense, instalada en el centro comercial Azabache, repartió ayer entre sus clientes 120.000 euros del segundo premio de la lotería nacional. Un segundo premio que cayó íntegramente en la administración sierense, donde se vendió todo el billete (diez décimos) del número agraciado: el 7.818.

El primer premio del sorteo fue a parar a la administración 20 de Santander, donde se vendió íntegro el número 79.787, agraciado con un premio de 600.000 euros al número. Por su parte, la administración sierense fue asimismo la única de toda España que vendió el segundo premio.

"Es un número bajo y esos no los quiere nadie. No se venden bien porque todo el mundo quiere números grandes. Ya nos pasó lo mismo en el sorteo de Navidad", explica Rosa Suárez, que regenta la administración. En ese sorteo navideño, se vendió en La Fresneda un quinto premio, para el número 943. El botín, no obstante, pudo ser mayor, ya que la administración vendió otro décimo cuyo número difería en sólo un dígito del segundo premio.

Mas no es éste, tampoco, el primer premio que reparte la administración sierense, ni el más cuantioso. En los últimos quince años, este local de La Fresneda ha entregado más de una docena de premios de gran cuantía. El más importante, una primitiva del 16 de enero de 2014, que fue agraciada con una cantidad total de 946.093 euros.

A la hora de explicar la querencia de la diosa fortuna por esta administración Rosa Suárez es clara: "Vendemos mucha lotería porque tenemos muy buenos clientes, muchos abonados y clientes fijos". El hecho de estar enclavado en un centro comercial, una zona con mucho tránsito de gente, también potencia las ventas de esta administración.

La sucesión de premios, en todo caso, es motivo de orgullo y alegría para Rosa Suárez y las empleadas de la administración, que ayer no podían ocultar su felicidad tras el sorteo. "Siempre es agradable repartir dinero", afirmaban los empleados. Durante la mañana, además, fueron numerosos los amigos y clientes que pasaron a felicitar a las loteras, auténticas mensajeras de la fortuna para los habituales de una administración que está abonada a repartir los más jugosos premios.