El mercado semanal de Pola de Siero se convertirá, el próximo 10 de mayo, en un gran escaparate para la cantera de empresarios de la región. Más de 400 escolares de primaria y secundaria, procedentes de seis concejos distintos, participarán en el mercado de cooperativas, en el que los escolares, agrupados en 23 colectivos distintos, venderán los productos de elaboración propia e importados.

Las cooperativas proceden de centros educativos de los concejos de Siero, Noreña, Llanera, Nava, Piloña y Villaviciosa. En el día de ayer, se abrió el plazo para que pudieran solicitar el permiso para instalarse en el mercado. Mas once de esas 23 cooperativas -procedentes del colegio Palacio de Granda, del colegio público de Granda, de los institutos de Noreña e Infiesto y del centro de apoyo a la integración La Arboleya, de Meres- fueron recibidas por el alcalde de Siero, Ángel García, que firmó y selló personalmente sus respectivos permisos.

Aunque todas las cooperativas se rigen por los criterios que marca Valnalón -que impulsa tres proyectos complementarios para los centros de primaria, secundaria y educación especial-, la naturaleza de las cooperativas es muy distinta. En los centros de primaria y educación especial, lo que prima es la producción artesanal, mientras que en secundaria se fomenta la importación y el intercambio de productos con cooperativas de otras regiones.

En el colegio público de Granda, sin ir más lejos, opera la cooperativa "Salvaplantas", que lleva activa nada menos que catorce años, y en la que han trabajados distintas generaciones de alumnos. "Vendemos plantas que cultivamos nosotros mismos y también productos artesanos", explica Lázaro Montoya, que a sus doce años encabeza la cooperativa.

Para llevar a término su proyecto, la cooperativa ha logrado la implicación de todo el poblado de la Sierra de Granda, y también de la cercana factoría de Central Lechera Asturiana, que presta una ayuda que puede parecer mínima, pero es crucial para la cooperativa escolar. "Nos dan los envases de los yogures para que podamos plantar las semillas en ellos", explica Lázaro Montoya. Unos recipientes cuya donación evita muchos quebraderos de cabeza y costes a la cooperativa.

Porque todas estas iniciativas empresariales, aunque modestas, controlan sus gastos al céntimo. No en vano, sus miembros se juegan sus propios cuartos: todos los componentes de las cooperativas han puesto alguna cantidad de su bolsillo para echarla a andar, desde los dos euros que han aportado los niños de "Salvaplantas" hasta los diez por cabeza que aportaron las cooperativas de los institutos de Noreña e Infiesto y del colegio Palacio de Granda.

En este último centro operan dos cooperativas, AS Umpalumpas y Doro's Company, que tienen acuerdos con cooperativas escolares de Alicante y Cataluña, respectivamente, para intercambiar productos.

"A los de Umpalumpas les va muy bien con los de Alicante, pero nosotros tuvimos problemas con la cooperativa de Cataluña", explica Claudia Villa, de 16 años y portavoz de Doro's Company. El conflicto, relata la joven, se origina en la diferencia entre las exigencias y la aportación de la cooperativa catalana: "Nos pidieron un catálogo extenso de productos, pero después el que nos pasaron a nosotros era muy reducido", relata Villa.

Ante esta situación, que también ha servido a los 16 componentes de Doro's Company para conocer de primera mano el tira y afloja habitual del mundo empresarial, la cooperativa pidió amparo al regulador, Valnalón, que les ha permitido incluir en su catálogo productos asturianos. Algo básico, ya que los alumnos se juegan algo más que la honrilla de superar a sus compañeros: "Una parte del dinero la donaremos, y la otra es para un viaje de estudios que queremos hacer el próximo curso", explica Claudia Villa.