Los trabajadores del Matadero Central que mantienen la asamblea permanente desde el cese de actividad de la empresa, un total de 13 en la actualidad, acogieron ayer con prudencia la adjudicación de las instalaciones al grupo Panero. Una resolución que daban por hecha desde hace semanas, habida cuenta de la diferencia entre esta oferta y la otra que había en liza, pero que asumen que no garantiza la recuperación de los empleos perdidos con el concurso de acreedores impulsado por Junquera Bobes.

"Ahora mismo nos toca ser prudentes y esperar a que nos vuelva a citar y ver qué idea tiene", asegura Alberto González, portavoz de los trabajadores, quien no cree que se repita la circunstancia que se dio con Mafrimargo 5, que no ejecutó la compra tras ganar la subasta: "En cinco días sabremos si es so o arre, pero yo creo que sí que se va a hacer efectiva la compra en esta ocasión", sostiene González.

En lo referente a los responsables del grupo Panero, los trabajadores aseguran que no tienen "nada que objetar" a su propuesta. Por otro lado, son conscientes de que los nuevos propietarios del Matadero Central no tienen la obligación de contratar a ningún antiguo trabajador, aunque tienen la esperanza de que cuenten con ellos. "No depende de nosotros, pero si quiere retomar la actividad de matadero necesitará gente", sostiene González. Su objetivo es que se recupere "el máximo de empleos posible", y no sólo los de los trabajadores de la asamblea permanente.