Sin las abejas no habría sidra porque no se lograrían las manzanas. De ahí que la Universidad de Oviedo y el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) desarrollen un proyecto científico sobre el papel de insectos y aves en el manzano de sidra. Lo han presentado hoy en el Centro de Interpretación de la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa.

Daniel García García, profesor titular de Ecología, que está trabajando codo a codo con el investigador del Serida Marcos Miñarro, explica que los insectos polinizadores son los que permiten que la manzana cuaje, sin ellos no hay fruto. No sólo son abejas y abejorros los que realizan esta función, también los sírfidos, que son dípteros, como las moscas y mosquitos. Miñarro sigue de cerca su comportamiento.

Pero no todos los insectos son beneficiosos para los pumares. García pone como ejemplo el conocido gusano de la manzana y la carpocapsa, que es una oruga que se convierte en mariposa. El pulgón es otra plaga que chupa la savia de los brotes en crecimiento y acaba dañando al árbol, y "si la infección es alta, la manzana cuaja menos", explica. Aquí entran en juego los "enemigos naturales" de las plagas: insectos y aves.

Daniel García ha capitaneado el apartado dedicado a los pájaros insectívoros, como son carboneros y herrerillos, que "contribuyen a eliminar pulgones y carpocapsa". Son aves bastante comunes en Asturias. Una de las hipótesis que manejan es que cuanto mayor es la diversidad de estos animales, mayores beneficios proporcionan, y la diversidad crece si abundan los hábitats naturales. Una de las conclusiones de su trabajo podría ser que conservar las sebes y los árboles alrededor de las fincas incrementa los polinizadores y las aves insectívoras.