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La Pola | Maravillas del mercado

Se busca el bikini de Rihanna

"Las clientas nos piden los bañadores que ven a las famosas en las revistas", afirma el comerciante poleso Luis Jesús Jiménez

Se busca el bikini de Rihanna

Con la llegada del verano, el famoseo se deja ver en idílicas playas, luciendo tipo para deleite de los paparazzi y marcando tendencia con bañadores. Nunca es tan accesible, tan fácil, lucir el mismo modelo que Kim Kardashian, Rihanna, Sara Carbonero, Emilia Clarke o cualquier otra famosa como lo es en la playa. Y todos esos modelos, todos los bañadores que popularizan las "celebrities" y una infinidad más, están entre las maravillas del mercado de Pola de Siero.

"Las clientas nos piden los bañadores y los bikinis que ven a las famosas en la televisión y las revistas", confirma Luis Jesús Jiménez. El puesto que regenta este joven poleso en La Isla, con un impresionante surtido de bañadores, era ayer el que presentaba el mayor surtido de bañadores del mercado de la Pola. "Es que ya estamos en temporada. En julio y agosto es cuando más bañadores vendemos. No es como otras prendas, la gente espera a que llegue el calor para comprarlos", sostiene.

Más allá del bikini de la Kardashian, este joven comerciante, cuyos abuelos ya vendían en el mercado poleso antes de que el naciera, revela otras pautas de su clientela. "Las mujeres de más edad te piden un bañador de una pieza, más discreto y recatado, que cubra mucho cuerpo", explica.

En cuanto a los modelos, y dejando a un lado la moda que marca el famoseo, Jiménez distingue otros tipos de bañador muy populares: "Lo clásico siempre se vende bien. Los bikinis marineros, de rayas, y los de lunares funcionan muy bien todos los años. Son de los más demandados siempre", sostiene.

La variedad de piezas del puesto de Jiménez atrae a decenas de mujeres, que durante la mañana revisan las piezas en busca de ese modelo que llevaba su actriz favorita o la presentadora del reality de moda. Acuden en oleadas, y los comerciantes alternan momentos de ajetreo con otros instantes de parón, casi de brazos cruzados.

"El mercado ha bajado muchísimo, ya no es ni la sombra de lo que era hace años", lamenta Luis Ángel Jiménez. "Hace unos años, a las doce del mediodía no podías ni pasar por la calle de la cantidad de gente que había, pero ahora... No tiene nada que ver. Hay momentos que se anima, pero no hay color", sentencia el joven comerciante.

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