Si Juanita no puede ir al Rocío, el Rocío vendrá a Juanita. Con esta premisa como bandera, la asociación de vecinos "Los Hórreos" de Molleo organizó ayer, en el restaurante La Fusta de Argüelles, una fiesta rociera en honor a Juanita Ramírez Becerra, querida vecina de Hevia y miembro destacado del colectivo.

El motivo del homenaje es que Juanita Ramírez, que siempre se ha destacado por ser un miembro animoso y activo del colectivo, se ha visto obligada a dejar de viajar y a reducir su presencia en actividades debido a su delicado estado de salud. Por ello, sus consocios quisieron dedicarle una fiesta rociera, ya que la mujer es natural de Málaga y durante años se ha lamentado por no poder acudir a la fiesta del Rocío.

"Ya ni me acuerdo cuándo fue la última vez que fui al Rocío", señalaba ayer una emocionada Juanita Ramírez, que no se esperaba tal homenaje: "Ha sido una sorpresa, no sabía ni a qué venía".

Aunque nacida en el pueblo malagueño de Mollina, Ramírez reside desde hace medio siglo en Asturias, lo que no ha impedido que conserve el amor por su tierra y cierto deje andaluz en el habla. Sus hijos y sus nietos no faltaron ayer a este singular homenaje, para el que la directiva de "Los Hórreos" contó con la colaboración de la Hermandad Nuestra Señora del Rocío de Gijón, que interpretó para ella varias piezas flamencas.

Además, diversas compañeras de Juanita Ramírez, empezando por su nieta, Lucía Quiroga, se vistieron de rocieras para la ocasión, e incluso algunas se animaron a bailar delante del coro rociero, cual si estuvieran sobre un auténtico tablao flamenco.

"Juanita se merece este homenaje porque siempre fue una socia ejemplar. Por su alegría, por su cariño, por su buen carácter. Siempre podemos contar con su apoyo y compañía en todas nuestras excursiones y nuestras comidas", explica Agustina Castro, presidenta de "Los Hórreos", que entre las virtudes de su compañera destaca, entre risas, su capacidad "para saber aguantar a esta presidenta y tomárselo todo con tanta gracia".

Juanita Ramírez, en cambio, se quita méritos y reivindica cuánto disfruta de la compañía de sus amigas. Sólo lamenta no poder viajar tanto como antes, aunque, al menos, sus compañeras le han traído el Rocío a casa, para darle una alegría y arrancarle una sonrisa.