Los propietarios del palacio de Aramil han solicitado al Ayuntamiento de Siero la resolución del convenio urbanístico que ambas partes suscribieron en 2006, alegando que es de imposible cumplimiento en las circunstancias actuales. Una petición que incluye la devolución de un aval de 750.000 euros (más los intereses devengados de los últimos diez años) que el Pleno municipal debatirá en la sesión de hoy, pero ante la cual hay serias reticencias que podrían desembocar en su rechazo.
El consistorio sierense recibió la petición semanas atrás, y desde entonces la situación actual del palacio y las cláusulas del convenio han sido objeto de estudio por los técnicos del Ayuntamiento, que incluso han emitido un extenso informe analizando el acuerdo y sus repercusiones.
Uno de los aspectos más complejos del asunto es que el Principado de Asturias declaró en mayo al palacio de Aramil como Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de monumento, en la que es la máxima figura de protección que contempla la legislación. Una declaración que precipitó la petición de los propietarios de la construcción para anular el convenio, ya que entiendan limita las posibilidades de intervención sobre un inmueble para el que, en el propio convenio, se contemplaba un posible uso hotelero.
En el seno del Ayuntamiento de Siero, en todo caso, hay dudas de que esa declaración de BIC pueda realmente obstruir la ejecución del convenio, y se considera además que la parálisis del plan urbanístico incluido en el convenio no es responsabilidad municipal. Asimismo, en el consistorio tampoco se ve clara la petición de devolución del aval de 750.000 euros depositado en 2006, en cumplimiento de una de las cláusulas del convenio, más los intereses.
La construcción del palacio de los Vigil de Quiñones en Aramil se remonta a finales del siglo XVI. El conjunto palaciego está hoy considerado como una de las joyas de la arquitectura civil asturiana de época moderna, lo que no ha impedido que, ante la falta de cuidados, su deterioro se haya agravado de manera exponencial en los últimos años. Algunos elementos del conjunto, de hecho, ya se han perdido. En la primavera de 2013 se registró el colapso de la panera del palacio. Un elemento para el que se estimaba una antigüedad de entre dos y tres siglos.
El convenio tendría que haber propiciado la rehabilitación y salvaguarda de todo el conjunto, que iba a centrar una gran promoción inmobiliaria de vivienda de baja densidad. Pero tras su firma hace una década se vio afectado por la incipiente crisis inmobiliaria y quedó paralizado.
