La fiestas de Pañeda pisan el acelerador. La tercera ruta automovilística de Santa Apolonia, en la que participaron una treintena de vehículos clásicos, y una monumenta corderada para quinientas personas marcaron ayer las actividades de una de las fiestas "de prau" con más tradición y seguimiento del centro de la región.

La ruta automovilística estuvo prologada, por la mañana, por una concentración de coches clásicos. Ya a la tarde, treinta vehículos, todos con piloto y copiloto, se apuntaron para completar una ruta de 70 kilómetros, por tierras de Siero y Noreña.

Entre los vehículos estaba el auto con el que los sierenses Alberto García y Javier Álvarez participaron en la última edición del "Panda Raid". Había además otros modelos muy atractivos, como un Mini Cooper de Pablo Velasco. "Lo compré hace unos años y he ido montándolo pieza a pieza", explicaba el joven a la salida, ante la aprobación del resto de participantes.

Al tiempo que los coches tomaban la salida, los cocineros preparaban cientos de kilos de cordero a la estaca para la gran comilona de la noche. Al frente de las operaciones estaba Félix Lomo, que mimaba la carne para evitar que se quemara.

"Nos lleva entre cuatro y cinco horas preparar la carne. Tiene que ir haciéndose poco a poco", explica Lomo. Periódicamente, él y sus compañeros en la tarea tenían que echar agua sobre las brasas, para evitar que el fuego ascendiese más de la cuenta o quemase la hierba. "Hay que estar vigilándolo continuamente, requiere mucha atención", afirma Lomo.

La monumental corderada y la consiguiente verbena marcaron la culminación de esta primera jornada de fiesta. Las celebraciones se prolongan hasta mañana, cuando la merienda campestre, amenizada por la carrera de burros, pondrá el broche de oro a esta edición de Santa Apolonia.