Pasarse una buena temporada en el yate de veraneo de Cristiano Ronaldo, comprarse uno o dos Ferrari o echarse unos días en e hotel más caro del mundo. Estos son sólo algunos de los caprichos que uno podría permitirse en caso de resultar agraciado con un premio de 1,2 millones de euros, como le ocurrió en la noche del lunes a una persona cuya identidad todavía se desconoce, pero que eligió el centro comercial de Paredes (Siero) para hacer la adquisición más provechosa de su vida. Y la más rentable, pues sólo invirtió un euro en la apuesta.

"Di un salto y fui corriendo a ver si había sido yo la agraciada". Esa fue la reacción de la trabajadora de la administración número 4 Isabel Suárez, tras conocer que su establecimiento había sido el emisor de un boleto premiado con 1,2 millones de euros del sorteo de la Bonoloto. Pero el afortunado no ha dado señales de vida por Paredes.

No fue Suárez la única a la que la noticia del premio le hizo soñar durante un tiempo con el más de un millón de euros que podría suponer una vida más tranquila y algún que otro capricho. A lo largo de la mañana fueron muchos los trabajadores de los distintos comercios y establecimientos de Paredes los que tras enterarse echaron mano a la velocidad de la luz a sus carteras para comprobar si eran o no ricos. "Hay mucha gente que juega todas las semanas, entre los que me incluyo, que tuvieron esperanzas", señala la trabajadora que, no obstante, se muestra muy feliz por haber dado el que hasta ahora es el premio más grande desde que se instalaran en la administración en 2013.

Un reclamo más para los muchos compradores que llegaron a hacer una pequeña cola para retirar sus participaciones de distintos juegos. "A ver si sigue la racha y mañana puedo celebrarlo", declaró el ovetense Emilio Iglesias tras retirar una participación de la Primitiva, mientras que otros se resignan a aquello de que lo importante es participar. "Compramos por lo que pueda pasar, pero somos conscientes de que la probabilidad es mínima", indicó con resignación un Ignacio Mones que se autodefine como "un jugador-perdedor que no pierde la esperanza".

De todos modos, son muchos los que aprovecharon la tesitura de ver pasar de cerca un premio tan suculento para hacer cábalas sobre las posibles compras e inversiones que podrían realizar de haber sido los elegidos por el destino para convertirse en millonarios. "Lo metería en el banco y viviría de los intereses con un sueldín toda la vida", comentaban unos, a la vez que otros apostaban por algún lujo. "Da para comprar mucha ropa", dejó caer una clienta de la administración.

Todo ello a lo largo de un día en el que muchos esperaron sin éxito la llegada de alguna persona que les confesara, aunque fuera en "petit comité" que había sido el afortunado. No sucedió, pero el ajetreo fue bastante llamativo durante toda la jornada.

"Atendemos al día a una media de entre 1.600 o 2.000 personas", explican los trabajadores de la administración para dar una idea de la dificultad de localizar al afortunado comprador. Labor que incluso se hace mucho más difícil en la temporada estival, con muchos compradores que provienen de fuera de la región.

"Hay mucha gente de vacaciones, vienen a hacer compras y de paso se llevan unas participaciones, así que es muy posible que le haya tocado a alguien venido de fuera", explicó Isabel Suárez, contenta con haberlo sellado.