A las puertas de Pravia. El lobo ataca en núcleos de población, en concreto en Santa Catalina, a escasos metros de la villa. Y también en otros núcleos como Cañedo, y se le ha visto por Agones. Los afectados consideran un despropósito que la consejería de Recursos Naturales no certifique los daños al no estar los pueblos en la zona lobera definida por el Principado. "Lo que más rabia me dio fue cuando me dicen esto los guardas; tampoco dieron por buenos los pelos que había en el agujero del cierre por el que se colaron y me dijeron que era lana, es algo increíble", señala Miguel Ángel Martínez.

El hombre perdió dos ovejas en el ataque de Santa Catalina, que se produjo frente al tanatorio de Pravia, con varias viviendas por la zona, y una última que se recupera de las heridas que tiene en el cuello. "Está claro que fue el lobo, incluso me lo dijo el veterinario", agrega.

Martínez no necesita con urgencia el pago de los daños como los ganaderos, pues tiene las ovejas por afición y para limpiar el prao desde hace tres años. Se ha ido encariñando con los animales y ayer le era difícil hablar por la emoción al recordar el momento en el que llegó a la finca y vio los cadáveres. "Me avisó un vecino de Agones y con las mismas me vine con el nieto que me decía: 'buelito esa es la mía'", señala emocionado. "Les coges mucho cariño, si las dejo vienen detrás mía hasta Pravia", añade.

Tal fue el impacto que la siguiente noche la pasó en la finca hasta las dos y media de la madrugada y de nuevo al amanecer. También ha reforzado el cierre del terreno para mantener a salvo a las siete ovejas que le quedan, ya que teme el regreso de los lobos. "Los que trabajan en el pinar de Cañedo dicen que vieron una loba con dos crías en el monte de noche cuando pararon a echar un pito y que también andar por Sandamías", comenta.

La misma noche que Martínez perdió los dos animales, a Luis Fernández, de Cañedo, le mataron dos ovejas. El hombre, que es ya mayor, está muy afectado tras la pérdida, subrayó su hija, Ana Fernández ya que al igual que su vecino de Santa Catalina tenía los animales por afición.

No es la primera vez que el lobo se acerca tanto a la villa praviana. En noviembre de 2013, el Principado certificó un ataque de lobo en Corralinos, a dos kilómetros del núcleo urbano, donde atacaron a dos ponis, "Lola" y "Chenoa", también animales domésticos. Sólo "Chenoa" pudo salir adelante de las heridas que le provocaron las mordidas del animal.

Los dueños de las ovejas reclaman que la Consejería certifique el ataque sufrido, para lo que Martínez ha iniciado ya un escrito para presentar un recurso ante el Principado. "No pueden decirme que no fue el lobo, está claro y, además, así lo considera el veterinario".