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Dramaturgo | ETELVINO VÁZQUEZ

"Nuestro problema es hacernos visibles: de ahí surgió la Muestra de Teatro de Lugones"

"Hace treinta años había más efervescencia; ahora con la crisis está todo más bajo, hay menos estrenos"

Etelvino Vázquez, el jueves, en Lugones. manuel noval moro

El dramaturgo lugonense Etelvino Vázquez inaugura el lunes a las diez de la noche la Muestra de Teatro de Lugones -que también organiza- con la interpretación de la obra Elektra.

-Son ya nada menos que 30 años de muestra.

-Sí. Pasaron a una velocidad de vértigo. Empezamos con el apoyo de la sociedad de festejos de Santa Isabel, en la antigua Casa de Cultura, luego pasó por el instituto, y cuando se inauguró la Casa de Cultura actual, en 1996, ya se volvió más municipal.

-¿Ha cambiado mucho desde entonces?

-Sí. No es que el actual espacio sea el idóneo, pero las condiciones del instituto no eran buenas.

-Y en cuanto a la escena, imagino que también habrá evolucionado mucho.

-Yo diría que hay menos compañías de teatro asturianas que entonces. Había más efervescencia. Ahora con la crisis está todo más bajo, hay menos estrenos. También éramos más jóvenes, y algunos años hacíamos otras cosas como teatro de calle, hubo un poco de todo. Pero lo más importante es la respuesta del pueblo de Lugones, sin lo cual esto no se hubiese mantenido.

-¿Fue buena siempre?

-Sí. Siempre se mantuvo. Y muchas veces quedaba gente fuera. Y como no se puede ampliar el aforo por cuestión de seguridad, sigue pasando. El teatro es una cosa de dos, el que actúa y el que mira. Sin el que actúa no hay teatro, pero sin el que mira, tampoco. Y aquí el que mira siempre ha sido muy generoso.

-La semana de Lugones se ciñe a Asturias.

-Sí. Hubo alguna vez que hubo alguna compañía de fuera, pero la mayoría siempre fueron asturianos. Sobre todo a partir de que se hizo cargo el Ayuntamiento, se pensó que la semana de la Pola fuera para gente de fuera y la de Lugones, para gente de Asturias. Aparte de que en Lugones las condiciones son muy limitadas, no cabe cualquier espectáculo. En veinte años, el escenario se quedó viejo.

-También su compañía ha evolucionando.

-Sí. Nosotros vamos variando como el país, todo nos influye. Además, el teatro es tan inestable y cualquier pequeño soplo ya nos mueve, o cualquier cambio político influye. Teatro del Norte cumple 31 años, yo diría que es más bien una aberración, no hay que resistir tanto tiempo. Somos una compañía muy solidificada, aquí y fuera de Asturias, y los problemas siguen siendo casi los mismos.

-¿Cuáles?

-Uno de los problemas fundamentales que tenemos es hacernos visibles, y esa fue la razón de crear la Muestra de Teatro de Lugones, para hacer visible al pueblo lo que hacíamos. Ese problema sigue estando muy presente en nosotros y en muchas más compañías. Hacernos visibles y que el público vea nuestros espectáculos. En lo que hemos evolucionado es en los espectáculos. Quizá no son tan atrevidos como los del principio pero son teatralmente mucho más sólidos. Es lo que tiene un actor y un director, que si trabaja con el tiempo va a tener una gran formación.

-¿Influye para su teatro, que no es muy masivo, el hecho de que estén en Asturias, donde hay menos variedad en el público?

-Sí, porque nosotros siempre hemos hecho un teatro muy humanista, de grandes temas, y lo que quieren los programadores son pequeños divertimentos. Nosotros de eso hemos hecho muy poco. Pero sí hemos hecho otras cosas muy importantes como la pedagogía y los cursos. Nosotros nos hemos diversificado. Llevamos el aula de teatro de la Universidad de Oviedo, estamos en un proyecto europeo de teatro y cárceles. Cosas importantes y necesarias.

-Después está lo que se apoye o no el teatro.

-En Asturias falta mucho. Aquí se está gastando en apoyar la creación teatral 48.000 euros, cuando extremadura emplea 300.000 y Galicia, 500.000. A eso hay que sumar que es una región muy pequeña, con pocos sitios en los que actuar. Está todo por hacer, lo que da esperanza de que podamos hacer cosas.

-¿Qué destacaría de la muestra de este año?

-Que hay un poco de todo. Empieza con Elektra, que es una tragedia, sigue con una comedia de Maxi Rodríguez, después viene una obra de Laila Ripoll sobre la violencia contra la mujer, y luego viene Kamante Teatro con una obra que casi no tiene palabras, que está muy bien para que la gente vea otras cosas. Y termina David Acera con sus cuentos para niños.

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