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Mimos en el llagar en Coru

"Limpieza, afición y cuidado" son las claves de la buena sidra casera, según el ganador del concurso de Villaviciosa, Pepe Figaredo

Pepe Figaredo muestra un culete recién escanciado en su llagar. M.MENÉNDEZ

Para Pepe Figaredo su nieto Juan Martino, de dos años y medio, es su talismán. La bebida con la que participó en el concurso de sidra casera de Niévares la puso a nombre del crío y ganó. Hizo lo mismo en el de Villaviciosa, que se celebró el domingo, y también quedó primero. Este último era un premio que se le venía resistiendo desde hace años, por lo que la victoria ha sido muy ansiada. Aún tiene pendiente celebrar el triunfo con su familia.

"Estoy convencido de que otros años tuve mejor sidra que éste, pero no ganaba, aunque el público la buscaba para probar en la degustación", apuntó. No obstante, en varias ocasiones logró colarse en la final y estar entre las doce mejores muestras. Así que reconoce que está "muy contento" y "la verdad es que ayer (por el domingo) fue un subidón..."

Pepe Figaredo explica que la clave para que la sidra salga buena es "limpieza, afición y mimo". Pues requiere "pasar muchas horas aquí", en el llagar. Así que "tiene que gustarte y tener afición por si no, es difícil".

La elección de la materia prima también es importante. "Hay que acertar con la mezcla de variedades de manzana y cuantas más, mejor", argumenta. La fruta que maya es de sus pumaradas, que también le han reportado premios. "Lo que más me rompe la cabeza es corchar a tiempo. Dudas si estará ya o habrá que esperar un mes", confiesa. Para es también "es sagrado mayar y corchar en menguante" lunar. Opta por no trasegar y hacer la sidra sobre la madre. Pero a pesar de todas estas cuestiones, "no es una teoría exacta para que te salga clavado. Es mentira". La sidra es caprichosa.

La prueba es que los dos toneles que mayó salieron diferentes. Uno mejor que otro, que fue el que ganó. Figaredo es fiel a los recipientes de madera, principalmente porque su llagar, que está casi bajo tierra, es muy frío y con el acero inoxidable, el caldo no fermenta. Tiene que estar atento a la temperatura en el invierno porque "baja a tres y cuatro grados y corta la fermentación. Así que pongo estufas para que caliente y no pare", explica.

El elaborador de la mejor sidra casera de Villaviciosa este año heredó su amor por la bebida y el llagar de su abuelo, José Pachu, a quien se le recuerda en una placa en el exterior de la bodega, de 1940. Pero Figaredo no le llegó a conocer. Fue su padre quien continuó con la tradición, ayudado por su tío, Claudio González, conocido como Claudio de la Ballera. Está satisfecho porque ve en su hija, Cristina Figaredo -madre de Juan Martino- su relevo. "Tiene mucha afición y su marido se implicó la tira", destaca. El premio es el otro aliciente para seguir haciendo buen mosto.

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