Alberto Mendívil regresa a "su" ciudad. El pintor de origen moscón expondrá en el Ateneo de Madrid junto con la pintora catalana Rosa Biadiu, del 1 al 15 de octubre. Mendívil llevará su última colección "Paisajes Irreales", realizada en el último año en su estudio de Grado. Además, la iniciativa está apadrinada por la exjefa del departamento de fotografía del Museo Reino Sofía, la estadounidense Catherine Coleman. "Estoy ilusionado con volver a exponer en Madrid después de unos años retirado de allí".
La muestra surge con motivo de sus 40 años dedicados a los pinceles. La asociación "Bislumbres", que se dedica a financiar proyectos artísticos de toda índole, ha querido celebrar el aniversario apoyando la muestra. "En el mundo de la pintura hay muchas cosas válidas, nosotros estamos expuestos a muchas opciones pero en Alberto hemos encontrado el artista que buscábamos, un pintor que vive un momento de esplendor, que necesita sacar a la luz todo ese estallido de fuerza que lleva dentro", indica Lola Hernández, directora de "Bislumbres".
La participación de Rosa Biaudiu, quien perteneció al conocido "Grupo 15" y destaca por sus brillantes grabados, tiene el objeto de crear una muestra generacional. "Somos los de siempre, los de toda la vida y ahí surgió la idea de crear una exposición para mostrar nuestros últimos trabajos", precisa el pintor, encantado en su retiro moscón, en la Casa de Los Arcos.
Mendívil presentará su última colección, en la que tiene un destacado protagonismo el color rojo respecto a las obras de sus últimos años, protagonizadas por verdes y azules. "Me ocurre de vez en cuando lo del rojo, significa pasión y creo que me encuentro en un momento en el que me siento muy libre, además de los años de experiencia y la tranquilidad que me da Grado", comenta.
"Paisajes Irreales" es una explosión de naturaleza y color. Una muestra del "maravilloso" estado de ánimo del que disfruta el artista, volcado en su estudio desde las siete de la mañana con la única compañía de la música de Led Zeppelin, Coldplay o Camarón, los últimos en su lista de reproducción. Sus cuadros no son paisajes en sí, como deja claro: "Un paisaje se ve, no se puede pintar o fotografiar, son todos irreales y yo cuando los miro busco la magia porque nunca llegarás a donde llega el poder del paisaje". Una manera de entender el arte que viene marcada por sus influencias orientales, sobre todo taoístas. Así lo dice siempre el pintor, los orientales se recrean mirando el paisaje y los occidentales, copiándolo.
Unos lienzos en los que destacan formas pictóricas horizontales o verticales con las que rompe el paisaje "para que el espectador juegue como en un jeroglífico". El pintor evita encasillarse en un estilo porque "eso sería autolimitarme, y yo soy anarquía pura". En los últimos días trabaja sin descanso en los preparativos de la exposición del Ateneo de Madrid.
