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La procesionaria enfrenta a un vecino con el Ayuntamiento de Candamo

Juan Carlos Pérez reclama autorización para erradicar la plaga, pero el Consistorio no le da luz verde para disparar a los nidos del insecto

Juan Carlos Pérez, ayer, con los documentos del proceso en su finca de La Reigada (Candamo). S. ARIAS

La procesionaria tiene rodeada a una familia en La Reigada (Candamo). Los pinos que rodean su vivienda se han contaminado con esta plaga procedente de un monte público anexo, explica Juan Carlos Pérez. El vecino dice que está "desesperado" por la situación y porque el Ayuntamiento no responde a su solicitud de un permiso para retirar los nidos antes de que comience el otoño, cuando nacen las orugas. "Sólo necesito la notificación por escrito del Ayuntamiento, tal y como me dijeron el Seprona y el Principado. Van a empezar a salir y no las voy a poder quitar", dice.

Pérez preguntó por escrito a la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales qué medidas podía adoptar para terminar con la plaga. Con el calor que hizo el pasado invierno, la procesionaria aumentó su población, lo cual le provocó varios ataques alérgicos a su mujer. Además, señala que debe tener los perros dentro de casa y ha de sacarlos con correa para evitar que puedan verse afectados por las orugas. "El año pasado hubo tal cantidad que recogía todos los días bolsas y más bolsas, que echaba luego a la chimenea porque es la única forma de acabar con ellas", explica.

Pronto recibió respuesta. El Principado le informó por escrito de que puede aplicar productos fitosanitarios autorizados, bien por inyección, en el caso de los árboles aislados, o bien mediante equipos nebulizadores que permitan el tratamiento en altura. También le indicaron que puede hacer cortas de los nidos que contienen los huevos de la procesionaria. "Me explicaron que en otros municipios y en Salinas se hizo mediante tiros a los nidos, que es la medida más efectiva y económica, y la menos nociva".

Según Pérez, en la Consejería le derivaron al Ayuntamiento, donde tiene que solicitar el permiso para aplicar los tratamientos, ya que pueden afectar a las fincas cercanas. Así lo hizo en marzo pasado y, de nuevo, a comienzos de septiembre. "Aún sigo esperando que me respondan porque no puedo aplicar los tratamientos ni disparar a los nidos si no tengo autorización", explica.

Pérez es más proclive a disparar a los nidos que a aplicar productos fitosanitarios ya que, según su opinión, el primer sistema es más efectivo. "Con los tratamientos necesitas cuatro o cinco años para acabar con ellas porque anidan también en el suelo y van a seguir saliendo". Además, culpa al monte público, que gestiona el Principado, de contaminar sus árboles: "Como un día le caiga a un niño en el área recreativa de La Degollada habrá problemas".

Sin embargo, según fuentes municipales Pérez no precisa autorización para retirar la plaga de su propiedad. También señalan que tanto la Consejería como el Consistorio le informaron de las medidas fitosanitarias y de que no es obligatorio erradicar la procesionaria ni en terrenos públicos ni privados. Asimismo detallan que la falta de respuesta a las peticiones de Pérez debe entenderse como una desestimación por silencio administrativo. Pérez insiste en que no dará un paso para terminar con la procesionaria sin la autorización municipal. "Si pasa algo en las fincas de alrededor, la responsabilidad será el Ayuntamiento", sostiene.

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