Noreña se echó a la calle ayer para celebrar la última jornada de las fiestas del Ecce Homo: el desfile de carrozas, que este año ha cambiado de su fecha habitual de lunes al sábado.

Los vecinos, de todas las edades pero con una alta participación sobre todo de niños, se animaron a construir carrozas de todo tipo: hubo una carroza con deportistas olímpicos de múltiples disciplinas, desde tenistas hasta gimnastas pasando por futbolistas, nadadores o judokas, y la mascota -como no podía ser de otra manera- fue la imagen de un gochu.

Otro grupo llevó el folclore andaluz por las calles de la localidad, con mujeres y niñas vestidas de faralaes y hombres y mujeres ataviadas con sombrero cordobés y con sus guitarras. Y convirtieron la carroza en una tasca andaluza.

Y un grupo muy numeroso de niños y mayores trajo a Noreña la conquista del oeste americano. No faltaron los vaqueros con sus sombreros y sus pistolas, la caravana, los indios con su tipi y hasta un saloon con bailarinas de can can.

La tuna tampoco faltó. Niños y mayores con guitarras desfilaron engalanados con trajes típicos y cantaron las canciones de siempre de la tuna. Y entre unas y otras carrozas hubo grupos folclóricos, bandas de gaitas y parejas de gaita y tambor. El último lugar estaba reservado para un carro tirado por bueyes en el que viajaban la reina de las fiestas y la reina infantil, respectivamente Sheila Suárez y Lucía Carrio. También la alcaldesa de Noreña, Amparo Antuña, se unió al desfile, vestida con el traje regional.