La provisionalidad gana a lo antiguo en el colegio El Carbayu de Lugones. El estreno del servicio de comedor para este curso del centro educativo tuvo ayer como novedad su ubicación. Desde ayer y hasta la inauguración del nuevo comedor escolar que está siendo construido actualmente, los alumnos deberán comer en unos módulos portátiles sobre los cuales los responsables del centro tuvieron buenas impresiones.
En total son alrededor de 50 los alumnos que vivirán esta situación de provisionalidad que conllevará cambios en la organización de un servicio que en las antiguas instalaciones había establecido turnos. "Al cambiar las dependencias tendremos que adaptar el servicio a la nueva situación", señaló ayer la directora del centro, Eva Pello, que al igual que otros profesores destacó el hecho de que los módulos portátiles mejorasen con creces la situación anterior. "Son más amplios de lo que teníamos hasta ahora", señalaron.
De todos modos, son conscientes de que se trata de una situación transitoria y la intención es que los trabajos del nuevo comedor estén listos cuanto antes y puedan entrar en servicio. "En principio las obras deberían estar acabadas en febrero, pero parece que si no pasa nada raro podría adelantarse la puesta en funcionamiento a enero", explica la directora respecto a la buena marcha de los trabajos.
Sin ir más lejos, dos operarios trabajaban ayer a buen ritmo junto a las nuevas paredes que ya ocupan el lugar dejado por las antiguas casas de los maestros, unos edificios que fueron derruidos a finales del pasado junio, que dieron construidos hace 60 año para acoger a los profesores y que desde hace unos años es el lugar de acogida del comedor escolar.
Trabajos que, por otra parte, no están alterando el normal funcionamiento de las clases, más allá de los posibles ruidos ocasionados por las labores. Un pequeño precio a pagar por la obtención de un mejor servicio que cubra las necesidades de un centro que cuenta actualmente con unos 180 alumnos. Todo un avance para un centro educativo que cuenta con 63 años de historia, pero que en las últimas décadas ha visto cómo el crecimiento de Lugones hacía que sus instalaciones se fueran quedando pequeñas y anticuadas. Eso llevó al Ayuntamiento de Siero a destinar en el presupuesto de este año 140.000 euros para construir, sobre los terrenos que ocupaban las casas de los maestros, un comedor acorde con las necesidades y demandas de los alumnos y sus familias.
La idea es que con el nuevo comedor el colegio de El Carbayu pueda ampliar en más del doble la oferta de plazas para un servicio que muchos consideran esencial para la conciliación familiar de los vecinos de Lugones. "Se pasaría de las 40 plazas que había hasta ahora a unas 100", declaran en el centro, dando por hecho que la demanda del comedor quedará totalmente satisfecha, si se tienen en cuenta de que los usuarios se sitúan a día de hoy en medio centenar.
Cubierta
Por tanto, El Carbayu estaría a tan sólo tres meses de ver satisfechas una de sus necesidades más básicas y demandadas de los últimos años, que sustituyó un proyecto inicial que preveía la construcción de una cubierta para el patio exterior del centro, que finalmente se desechó al considerarlo mucho menos prioritario que la idea de construir un nuevo comedor.
A este respecto, las obras que se encuentran en marcha incluirán también la creación de una pequeña cubierta que permitirá a los niños jugar a techo, cubriendo así de alguna manera la demanda que se pretendía satisfacer con la idea de cubrir el patio. Ello, unido a los 120 metros cuadrados de superficie con los que contará el comedor, es motivo de orgullo para toda la comunidad educativa de El Carbayu y en especial para su directora, que ya en el verano aseguró que la culminación de este proyecto "será un gran avance para el centro".
