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El jabalí se diversifica en Siero

La invasión de los animales en el concejo afecta a zonas residenciales y de recreo, espacios deportivos y, sobre todo, fincas de pastos y plantaciones agrícolas

El jabalí se diversifica en Siero

Siero, concejo diverso, también lo es en un asunto que preocupa a toda Asturias: la proliferación de jabalíes. Son muchas las parroquias del municipio que protestan por la presencia creciente de estos animales, si bien su incidencia es distinta en según qué zonas: causan molestias en zonas residenciales, dañan entornos deportivos o de recreo y hacen el agosto -y mucho daño- en las cosechas y los pastos de agricultores y ganaderos. Y, por supuesto, suponen, en todas partes, un peligro para los conductores, que temen encontrárselos en la carretera y sufrir accidentes.

En este último caso están, especialmente, los vecinos del entorno del polígono de Bobes, en las parroquias de Bobes y San Miguel de la Barreda. El abandono del área industrial, que tiene más de un millón de metros cuadrados y ahora es pasto de matojos y plantas invasoras, facilita también la proliferación del jabalí, que campa a sus anchas por los terrenos y por sus contornos. Además del peligro para los vehículos, denunciado reiteradamente por los vecinos, ha habido también daños a pastos y cosechas. Especialmente en San Miguel de La Barreda, donde se arrasaron algunas fincas. El alcalde de barrio dice que los jabalíes recorren la parroquia "todos los días".

Solís dijo que la noche del pasado viernes contaron siete jabalíes cerca de su casa. El alcalde de barrio es cazador, y participa en batidas, pero cree que aun así es difícil luchar contra el jabalí, porque "yo tengo una pomarada y los animales están viniendo casi todos los días a comer; es algo normal". Con todo, dice que "jabalíes siempre los hubo, pero ahora aumenta la población porque hay más monte y más prados abandonados". Respecto a la idea de aumentar los cupos, no se muestra partidario. "Hay que respetar la naturaleza, no se trata de exterminarlos", asevera.

Otra parroquia en la que ha habido muchos destrozos es la de Santolaya. Concretamente, en la finca de un ganadero entraron los jabalíes recientemente, causándole graves destrozos. Una vez que arregló la finca, los animales volvieron al día siguiente.

No obstante, el punto donde la visita de los animales tiene más repercusión es en La Fresneda. La urbanización lleva recibiendo la visita de los suidos de manera frecuente desde hace un año, hasta el punto de que una jabalina y sus jabatos ya se pasean entre las casas sin inquietarse. A pesar de que los vecinos llevan tiempo alertando de una situación que afecta especialmente a las instalaciones del club de campo, las glorietas y los parques, sigue sin haber solución. "Estamos igual que estábamos", comenta con resignación el vecino Tony Gómez.

Hartos se muestran también en Granda, concretamente en la zona de El Campo. Allí, los cerdos salvajes campan a sus anchas por huertas y pomaradas, causando daños que los afectados ya no se preocupan ni de reparar ni denunciar. "Trae más gastos y rompederos de cabeza que soluciones", declara el vecino Mario Menéndez, que recibió 6 euros por 50 metros cuadrados dañados 15 meses después.

Algo similar ocurre en Valdesoto con los habitantes de barrios como Negales. "Se ven casi a diario daños desde la carretera, pero la costumbre hace que ya no se le dé la importancia que tiene", comenta el alcalde de barrio de Valdesoto, Efrén Suárez, en cuya parroquia se produjo un accidente el pasado agosto cuando un conductor trató de esquivar un jabalí en la zona de La Rotella.

Por otra parte, los paseantes habituales del parque de La Acebera de Lugones también lamentan la creciente presencia de jabalíes.

El Cuto, la excepción

La alcaldesa de barrio de la parroquia de El Cuto, Mari Carmen García Arias, presenta una excepción a las quejas por los jabalíes. "A nosotros nos molesta más el cazador que el jabalí", asegura. "Esta es una zona de monte, con muy poca cosecha y muy poca ganadería. Tenemos yeguas en las cuadras porque tenemos miedo de dejarlas por ahí", dijo. "Asturias, desde ahora hasta febrero, es el paraíso natural para los cazadores, para nadie más", sentencia.

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