"Si no ponen comedor, el colegio desaparecerá porque la gente se trasladará a otros centros que dispongan del servicio". Así de rotundos se muestran los progenitores de los alumnos del colegio público Xentiquina de Lieres, como Natalia Lastra, que ve en la ausencia de esta posibilidad una de las causas de que el centro haya pasado en apenas unas décadas de "más de 800 a apenas 80 alumnos". Un factor sin duda decisivo para que la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) se vuelque en demandar a las administraciones un proyecto ante el que mantienen diferencias sobre las competencias, pero se comprometen a apoyar.
La propia presidenta de la AMPA recuerda que la demanda es lo suficientemente grande como para que se haga un esfuerzo en el centro. "Hay familias de unos 20 escolares que ya demandan el servicio a diario y a ellos se sumarían muchos usuarios eventuales", explica Vanesa Lastra, que sostiene que en otros colegios como el de Los Campones se puso en marcha el comedor escolar con una demanda inicial de 16 usuarios.
Una reivindicación que ya le fue trasladada al alcalde de Siero, el socialista Ángel García, el jueves, como ayer adelantó LA NUEVA ESPAÑA, que supeditó su respaldo al visto bueno de la Consejería. "Nos dijo que una vez se ratifique que contamos con las instalaciones adecuadas para el proyecto se trataría de impulsarlo a pesar de que consideraba que no era competencia municipal", declaró Lastra.
Del mismo modo, aseguró que ayer mismo se iniciarían las gestiones para obtener este visto bueno y recordó que, no obstante, ya cuentan con un compromiso verbal de Educación para involucrarse en esta sustancial mejora para el centro escolar. "Nos dijeron que nos aportarían mobiliario para poder poner en marcha el comedor", señaló la cabeza visible de la AMPA.
Estos movimientos son aplaudidos por la gran mayoría de la comunidad educativa de Lieres y en especial de unos padres que reconocen grandes problemas para conciliar su vida laboral con la educación de sus hijos. "Tengo que atender a una persona y me las veo y deseo en muchas ocasiones para poder con todo", explica la vecina Araceli Núñez que, además considera el comedor indispensable para las familias en las que ambos progenitores trabajan.
En la misma línea se pronuncia también Noelia Fernández, que recuerda que la puesta en servicio de un comedor permitiría que los niños pudieran estar en el centro desde las siete y media de la mañana hasta las cinco de la tarde, facilitando la conciliación laboral de los padres. "Podrían desayunar ya aquí con cuidadores y después enlazar las clases con las actividades extraescolares", recuerda.
Unos horarios que ya existen en otros centros como los de Pola de Siero y que han supuesto el traslado de varios alumnos desde Lieres hasta la capital del concejo. "Este año se fueron doce alumnos y sólo empezaron cinco", sobre un problema que es similar al que también a otros centros de la zona rural del concejo como los de Valdesoto, Aramil, Viella o Carbayín, carentes de un servicio ya consolidado en la Pola, Lugones, El Berrón o Granda.
